miércoles, 27 de agosto de 2008

Las aulas no están vacías

"Falto de contenido físico o psíquico", es la primera aproximación que el diccionario nos devuelve de la palabra vacío. Y en esta devolución nos sorprende proporcionándonos uno de los términos que se han llenado mas de contenido en nuestra lengua española. Cuento dieciséis usos, en una rápida lectura del DRAE y voy cayendo en la cuenta que tal vez haya sido una de las palabras más usadas por el hombre moderno y hasta nuestros días.
Quizás ha sido dama de compañía de la modernidad...
La física la prestigió en los tiempos que la ciencia se expandía de la mano de experimentaciones y descubrimientos...los existencialistas del siglo XX, la sustantivaron, para adjetivarla con lo existencial... De los cafés parisinos de la postguerra, fue pasando a cuanta editorial periodística o de seminario se planteó la crisis de la humanidad.
Quizás el vacío le propuso matrimonio a la crisis de nuestro tiempo...
Atrás quedó en el tiempo aquella aplicación tan común en la sociedades pastoriles para señalar a "la hembra que no tiene cría". Los vientres vacíos de nuestra época remiten a situaciones más dolorosas...
Sumándose al olvido de los orígenes, el diccionario rebaja el ocio en el que hunde sus raíces la escuela, y confundiéndolo con la pereza, nos dice que también es vacío "lo ocioso o sin la ocupación o ejercicio que pudiera o debiera tener". No en vano el fenómeno de la desocupación detiene en el desconcierto que despoja las energías laborales de las sociedades. Entre el poder y el deber, parece mantenerse una distancia insalvable.
No es un llamado a la desesperanza, plantea desafíos...
Todo vacío es una invitación a ser llenado...
Claro que también vacío se aplica "a las casas o pueblos sin habitantes, o a los sitios que están sin la gente que suele concurrir a ellos". Y acá se le escapan al diccionario todos aquellas casas, pueblos o sitios, en los que está la gente llenándolos con sus vacíos. ¡Cuánto espectáculo multitudinario se nos presenta hoy vacío!. Por el contrario, hay veces que abrís la puerta de una casa, deshabitada y llena de historias que esperan ser descubiertas...
Las aulas nunca están vacías...
Pero el vacío del diccionario también nos impele a asomarnos a la consideración de lo que es "hueco o falto de la solidez correspondiente", y así nos permite asomarnos a la musicalidad que se produce...nos pone frente a la evidencia de la brisa que recorre los huecos de los instrumentos de vientos para arrancarle la sonoridad ancestral. Quizás así nos invita a ahuecarnos, a dejarnos invadir por la brisa, por el Soplo del Espíritu, que nos descubre faltos de solidez pero llenos de música que espera ser compartida... Puede ser ese el camino para evitar caer en la vanidad del vacío que se hace "presuntuoso y falto de madurez", y que si se adueña de nosotros nos arroja al "abismo", al "precipicio", que en caída libre puede transformarse en eterno...
No es en vano que el diccionario haya rescatado que el vacío es también en figurativo una "falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos". ¿No es acaso una fina transcripción de tantos gritos desgarradores que en nuestra época reclaman lo que es suyo, lo suum, sobre lo que se construye la justicia? ¿No es acaso LA PERSONA DEL JUSTO la que se echa de menos en este mundo nuestro?...
Cierro el diccionario. Vuelve así, cerrado, al estante de la biblioteca, lleno de palabras encerradas y...vacías... no hay en el estante de la biblioteca una persona que las evoque y haciéndolas suyas las comparta para que den fruto, para que no se malogren...
Las aulas no estarán vacías en tanto en ellas se reclame justicia, en tanto en ellas se reclame la presencia de la PERSONA DEL JUSTO...

miércoles, 20 de agosto de 2008

La docencia: profesión de riesgo

SociedadAulas violentas: crisis de autoridad y desafíos

Maestros agredidos y humillados, imágenes de violencia escolar que los jóvenes "cuelgan" como trofeos en la Red. Mientras los gremios ya definen la actividad docente como una profesión de riesgo y los expertos alertan sobre la caída de la autoridad de los adultos, el debate pedagógico se tiñe de política

lanacion.com | Enfoques | Domingo 17 de agosto de 2008

martes, 19 de agosto de 2008

Están diseñando la Educación Superior

En anteriores entradas (Ver "¿Nos dejarán afuera?", entre otras) venimos sumando elementos de juicio para seguir el tratamiento que se está dando en instancias legislativas a la que será la nueva Ley de Educación Superior; hoy en http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-109950-2008-08-19.html se puede encontrar una síntesis de los primeros acuerdos a los que parecen haber arribado los legisladores.-

"El que no sabe matemáticas que no entre"

Parece que algo así estaba escrito a la entrada de la Academia de Platón; y hasta el día de hoy la enseñanza de las matemáticas ocupa un aspecto medular en todos los sistemas educativos. Mucho se escribe hoy sobre el tema, una invitación a pensar el problema de la enseñanza de las matemáticas es un artículo aparecido hoy en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-109931-2008-08-19.html .

lunes, 18 de agosto de 2008

Los profesores ¿deben ser investigadores?

jueves, 7 de agosto de 2008

Ser docente requiere Madurez


Miguel Angel Martí García, es una valenciano, catedrático de Filosofía que desde una analítica existencial, ha publicado en la editorial Ediciones Internacionales Universitarias, de Madrid, una serie de títulos que invitan a los lectores al difícil arte de conocerse a sí mismos. Entre ellos podemos nombrar "La intimidad", "La convivencia", "La afectividad", "La sensibilidad", "El silencio", "El encuentro" y otros. La obra que ponemos hoy a consideración se ofrece con el título de "La madurez", y lleva como subtítulo "Dar a las cosas la importancia que tienen". Apareció en agosto de 1998 y en marzo de 2006 se publicó la primera reimpresión de su quinta edición, una muestra de la aceptación de las obras del autor.

Una obrita de amena lectura, "La madurez", está dividad en dos partes: en la primera, se aborda la "Dimensión intrapersonal de la madurez", en la segunda, la "Dimensión relacional de la madurez".En las 122 páginas ofrecidas al lector quizás se extraña alguna conclusión del autor, pero resultan significativos cada uno de los temas que, en una o dos páginas pone a consideración de quien se acerque a la obra. Así, a modo de ejemplos, en la primera parte uno es invitado a reflexionar sobre la autocrítica, la autoestima, la serenidad, el respeto, la responsabilidad la prudencia, el nivel de frustración, el proyecto de vida, el olvido de sí, la enfermedad , la paciencia, la capacidad de esperar, entre otros. Y en la segunda entre la apertura a los demás y la mala comunicación, se van desgranando páginas como cantos rodados que llegan a la playa y los subimos a nuestras manos para pensar sobre la solidaridad, la agresividad, el diálogo, los enfados, la dimensión ética, el quejismo, el sentido del humor, el protagonismo y otros, por lo demás interesantes.

En tiempos en que en la formación docente se carecen de espacios curriculares tendientes a pensar la propia madurez personal, puede ser una obra que ofrece la posibilidad de ser leída en pequeños intervalos de tiempo. Por ejemplo la lectura de un tema puede durar un viaje de colectivo hasta nuestro hogar.

Además ofrece interesantes observaciones sobre aspectos relevantes de la vida docente. He aquí, para cerrar, un fragmento sobre "El diálogo" en la dimensión relacional de la madurez: "...Una persona dialogante es aquella que no se aferra infantilmente a sus opiniones y confía también en la inteligencia de sus semejantes. Una persona dialogante es una persona madura...No dialoga quien no escucha y atiende a las razones del otro. Muchos diálogos en realidad son monólogos paralelos. Es necesario tener una vocación al diálogo para que éste pueda darse...La realidad es tan plural que nadie puede agotarla desde la atalaya de su propio saber. Qué razón tenía Sócrates al afirmar que "sólo sé que no sé nada". Al diálogo se llega desde la ignorancia reconocida. Quien cree que lo sabe todo no aprende nada. En cambio quien aún sabiendo reconoce todavía su ignorancia está en condiciones óptimas para salir a la escucha de los demás. Podríamos decir que dialogar es una forma de vivir...".

Ah, y a no asustarse si después de la lectura uno descubre que en realidad es una persona inmadura, en todo caso será la posibilidad de afrontar desafíos para alcanzar la madurez.

lunes, 4 de agosto de 2008

Evocación de un "pobre gordito grandulón"

¿Qué docente no ha tenido o tiene un estudiante de esos a los que se suele estigmatizar con expresiones como: “este es corto”, “no le da mas que eso”, “y…hasta ahí llega”, “no insistas, no vas a lograr nada”?. Las respuestas ante éstas situaciones suelen ser variadas, en todo caso aciertan quienes confían en que esa persona es capaz de dar lo mejor de sí y alcanzar la plenitud.
Los docentes no somos futurólogos, no sabemos a qué está llamado cada uno de los estudiantes, y no tenemos el derecho de decidir nosotros por ellos lo que van a ser. Quizás una buena forma de obrar puede ser la de pensar que ante nosotros siempre tenemos una persona que está llamada a ser genio, héroe, santo…; que tiene en su corazón la capacidad de lograr la plenitud a la que ha sido llamada… sea cual sea el tiempo que le toque vivir…
Ante aquella situación se encontraron los que fueron maestros de Juan María Vianney, “el gordito”, como le iban a decir sus compañeros, a quien había nacido el 8 de mayo de 1786 en la Francia revolucionaria.
En la Francia, que tanto tiene que ver con la constitución de la ciudadanía de nuestro Azul, que ha dejado huellas no sólo en la arquitectura de nuestra ciudad, se encontraban por entonces en pleno auge las ideologías de la llamada Ilustración. Cada año los europeos se veían sorprendidos por avances científicos que el surgimiento de la prensa escrita permitía difundir rápidamente. Iba naciendo esa categoría tan cara a la mentalidad francesa – los intelectuales – y una filosofía irreligiosa se abría paso entre los pasillos de las cortes europeas. Mientras comenzaban las declamaciones por los derechos humanos se realizaban los más crueles experimentos coloniales. La confusión en medio de las luchas por conseguir privilegios era tal que hasta el cardenal Loménie de Brienne, ministro de hacienda de Luis XVI, parece que era declaradamente ateo. La mayoría del pueblo era jornalero, la tierra la poseían en un veinte por ciento la aristocracia, en un treinta por ciento la burguesía y en un quince por ciento la Iglesia. La inflación – como siempre sucede – destruía a los trabajadores y protegía a los propietarios.
La toma de la Bastilla y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, fueron en 1789 la cara festiva de la Revolución que comenzaba. La Iglesia católica tiene mucha experiencia de las páginas que suelen seguir a éstos prólogos. El 2 de noviembre fueron confiscados los bienes del clero; el 19 del mes siguiente se pusieron en venta las propiedades eclesiásticas; de la venta se beneficiaron, como es ley constante, no los campesinos pobres, sino los terratenientes ricos…Los Obispos, curas y frailes deberían jurar fidelidad a la Constitución. Los Obispos serían elegidos por el poder político…prestó juramento la mitad de los curas franceses lo que en la práctica dividió en dos la Iglesia y sembró la inquietud y la desconfianza mutua…” (1)
En ese ambiente que a un chico campesino se le ocurriera ser piadoso, que pensara en ser cura, y que, además, fuera “de pocas luces” en los siglos del Iluminismo, parece ser un broma de la historia. Las que no fueron una broma, serían las cachetadas que recibió en 1805 Juan María de su compañero Matías Lores, porque no aprendía los rudimentos del latín. Dicen que en lugar de reaccionar ante ellas, se arrodilló y le pidió perdón a su compañero. También en esas épocas había violencia en las escuelas. El agresor perdonado sería con los años misionero en los Estados Unidos y Obispo de Dubuque.
Así comenzarían las lecciones del latín que – según sus biógrafos – nunca aprendió. Así llega 1812 año en que recibiría las primeras lecciones de teología de parte del maestro Caselles, y parece que la primera vez que le hicieron una pregunta en clase, no sólo que no sabía la respuesta, sino que ni siquiera entendió la pregunta. La burla y la risa fue general y “el pobre gordito grandulón”, se refugió en la capilla, con un amigo, Marcelino Champagnat, quien luego sería el fundador de los hermanos Maristas, orden religiosa dedicada a la educación y con presencia en nuestro país.
¿Cómo es que llegó a ser sacerdote? Pues porque encontró en su camino más educadores de los que abren puertas, que de aquellos que las cierran. Como aquel Vicario Courbon a quien le propusieron que lo ordenara de subdiácono, pero le advirtieron que “era corto”, “que sabía poco y nada” y entonces preguntó: “¿Es piadoso? , ¿es devoto de la Virgen?, ¿sabe rezar el Rosario?”. Le contestaron que en eso era sobresaliente. Y entonces le abrió la puerta.
Y así podríamos seguir agregando hechos de la biografía de Juan María para poner de manifiesto el cuidado que debemos tener los educadores al momento de emitir juicios evaluadores sobre las capacidades de nuestros estudiantes.
Su vida es tan atrapante que ha sido llevada al cine, pero bástenos a nosotros evocarlo como estudiante, pues quizás sea la mejor forma de recordar que enseñar para un profesor es también una instancia de aprendizaje.
Cuando te presenten un estudiante y lo califiquen cómo en el primer párrafo de ésta entrada, evoca en tu corazón la figura de Juan María y ábrele las puertas de tu propio corazón.

(1) Iribarren, Jesús, San Juan María Vianney, Cura de Ars, BAC Minor, Madrid, 1986

viernes, 1 de agosto de 2008

Bolitas de amistad


La lluvia que está cayendo parece haber esperado que llegara agosto para no mojar una de las "aulas" que se abren cada invierno en mi barrio. Los modernos dejaron su huella sobre la mayoría de los edificios escolares que han llegado a nuestra época. Construídos sobre los ejes cartesianos, todo en ellos es líneas rectas y están dominados por cuadrados y rectángulos que se combinan en superficies, aberturas y mobiliarios. Parece prevalecer en ellos cierta tendencia a considerar que la rectitud moral se configura desde afuera hacia adentro o desde el exterior hacia el interior de las personas. El "pienso luego existo" cartesiano o los empirismos, idealismos y tantas deformaciones sucedáneas de la realidad , se fueron adueñando paulatinamente de los espacios escolarizados.

Mas basta que el sentido común se asuma aunque sea un poco criticamente, para que algunas personas den respuestas que abren caminos hacia la plenitud de las personas. Desconozco las razones que originaron la Peña "Los Amigos", que tiene su sede a pocas cuadras de mi domicilio, pero las intuyo: nadie pone ese nombre a una institución sino está animado por un sentido de la amistad. Y la amistad tiene eso que, de por sí, es difusiva. Sus integrantes "abren" cada año para ésta época un lugar, un "aula", para que los niños del barrio participen de la realización de un "campeonato de bolitas" - también llamadas canicas, en otras tierras - y ayer he tenido la oportunidad de observar como Matías Reyes y Federico Agüero, disputaban la final ante la mirada atenta de los casi cincuenta participantes y los mayores. El lugar: una vereda del barrio del Carmen (llamado así, porque a principios del siglo XX, allá por 1916, se comenzó a construir una Capilla en honor a la Virgen María en su advocación de Ntra. Sra. del Carmen, y la zona se identificó a partir de la presencia del lugar sagrado). La hora: las cuatro de la tarde.

Allí, durante varias horas del día, los más pequeños compartieron un lugar donde fueron protagonistas, aprendieron a respetar las reglas del juego, a compartir triunfos y derrotas, a organizarse, a soportar el frío que en invierno se adueña de los espacios al aire libre, aunque el sol acompañe tan bien como lo hizo en el día de ayer. Tuvieron que hacer cálculos mentales para medir distancias, recorrer la superficie del juego con eficacia y saber cuál sería su próximo rival. Algunos se ponían en la presencia de Dios al comenzar un partido haciéndose la señal de la cruz. Otros fueron aprendiendo que muchas veces es necesario frenar la fuerza de los impulsos para dar en el blanco; que arrimar a la meta requiere paciencia; que ante dos opciones igualmente valiosas es necesario decidirse por una, y a veces, fallamos en la elección; que los campos de juego tiene límites que hay que respetar para poder seguir jugando, etc.

Fueron alentados por los mayores, acompañados por padres o abuelos que supieron alegrarse con ellos cuando ganaban, llenarlos de afecto, abrazarlos, abrigarlos con los brazos y el corazón. Y también hacían menos grave cada derrota felicitándolos por la participación aunque no hubieran alcanzado el éxito que se proponían.

Jugaron y compitieron ante la atenta mirada de los mayores, evitando esa práctica tan difundida de que los chicos jueguen solos, mientras los mayores se desentienden de ellos.

El final llegó con las premiaciones y para todos los participantes un presente, mas allá de que hubieran ganado o no. Ninguno fue excluído. Todos fueron entendiendo que cuando nos guían valores como la amistad, todos son tenidos en cuenta como personas. Se los llamó por su nombre, se los aplaudió y con el afecto que saben brindar los integrantes de la Peña, la jornada los vio partir con una sonrisa y con ganas de volver cuando el próximo año se realice una nueva edición del "campeonato de bolitas".

La historia de la educación está llena de experiencias donde la apertura de espacios alternativos enriqueció los procesos de aprendizaje. Hoy también se ensayan, en nuestras escuelas e instituciones, nuevas posibilidades de aprendizaje. Tal vez nuevas puertas se abran para el aprendizaje cuando, desde las escuelas, sepamos articular con estos espacios de educación informales. Mas no es mi intención, en esta entrada, avanzar en esas consideraciones, sino rescatar la labor de estos "educadores informales" que año tras año se dan tiempos durante el año para dedicarse a los mas pequeños.

Y ¿saben qué? cuando terminó el campeonato ya les hicieron saber a los mas pequeños que estén atentos porque también habrá algo para ellos el próximo día del Niño.

Hoy, mientras la lluvia y el frío nos invitan a quedarnos en nuestros hogares, me pareció oportuno evocar el "aula" abierta por las "bolitas de amistad".-