“De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia, igual que la calandria que azota el vendaval…”, comienza una bella obra de nuestro folclore.( http://www.changorodriguez.com/partituras/canciones/luna.htm )
Hemos dejado atrás los días de descanso vacacional. Nos disponemos a continuar este sitio que sólo intenta ser una ayuda para pensar la educación. Seguiremos compartiendo las secciones iniciadas y este año sumaremos algunas reflexiones que tienen que ver con una celebración especial para nosotros . Este año, para nosotros, los argentinos - también para otros pueblos de América - se constituye como Año del Bicentenario, en acción rememorativa de las acciones que dieron origen a la formación de nuestro Primer Gobierno Patrio, un 25 de Mayo de 1810.
Desde este sitio, seguiremos proponiendo pensar la educación, que éste año seguramente nos permitirá pensar la Patria. Asir con nuestro entendimiento, por algunos instantes, la realidad de nuestra Patria, requiere el ejercicio de la virtud del patriotismo “aquella virtud por la que se ofrece un servicio y culto diligente a quienes nos están unidos en la sangre y en el amor a la Patria”. (1)
No extraña pues que, en tiempos en que lo servicial y lo cultual intenta ser suprimido por el egoísmo individualista y por diversas formas de idolatrías, nos cueste encontrar personas diligentes, que obren en orden a la unidad fundada en la sangre y en el Amor. Aunque bastaría decir en el Amor, pues no hay tal sin sangre. Y sin agua.
En cambio, - por desgracia es algo muy frecuente hoy – puede haber mucha sangre sin Amor. Los argentinos, en estos doscientos años, hemos sido atravesados por mucha sangre vertida sin Amor.
Es interesante, a mi juicio, como el Estagirita nos hace poner la mirada en las personas, para pensar la virtud del patriotismo: “…servicio y culto diligente A QUIENES nos están unidos…”. De allí que pensar la Patria es pensar en PERSONAS, en QUIENES nos legaron nuestra Patria. ¡Cuánto de desorientación hay en esa enseñanza de la historia basada meramente en hechos, o en procesos, o en relaciones, o lo que es peor, sólo en interpretaciones de hechos o procesos! No se puede despersonalizar la enseñanza de la historia – como no se puede despersonalizar ningún tipo de enseñanza – a fuer de quedarse sin historia, sin enseñanza, y sin Patria.
Pero además, a mi juicio, surge de la definición propuesta, que para que se dé el ejercicio de la virtud del patriotismo, es necesario encontrar el lazo de unidad que me ata a esas personas, el que – como en toda unidad – sigue un orden, que a veces el historiador logra descubrir y otras veces no. No es fácil encontrar historiadores que logren descubrir esos lazos que están fundados en la sangre y en el amor; no en los intereses económicos, no en las luchas en de clases; no en los individualismos egoístas y/o colectivistas; no en… Bueno, en realidad no es fácil encontrar historiadores…¿será porque no saben manejar el lazo que muchos de los que nos proponen pensar la historia terminan enlazados?
Que el historiador no logre descubrir, comprender esa unidad, es precisamente una invitación para continuar haciendo historia, para ejercer el acto de develamiento que me muestre el rostro de QUIENES son merecedores que nos ofrezcamos en su servicio y culto diligente.
Éste rumbo inicial en el ejercicio de la virtud del patriotismo que proviene de la tradición griega, es admirablemente trascendido por la reflexión de Santo Tomás de Aquino, al considerar ésta virtud contenida en el ejercicio de la piedad y a través de ésta en el ámbito de la Justicia. De allí que aún el más pequeño acto de patriotismo, pone de manifiesto una actitud piadosa que contribuye a afianzar la Justicia; y los más pequeños actos de patrioterismo y de internacionalismos, ponen de manifiesto actitudes impías y ahondan las injusticias.
Pensemos, pues, en QUIENES nos dieron el ser y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance en este tiempo en que comenzamos a pensar el Bicentenario, para ser dignos herederos del patrimonio cultural heredado.
Desde este sitio, seguiremos proponiendo pensar la educación, que éste año seguramente nos permitirá pensar la Patria. Asir con nuestro entendimiento, por algunos instantes, la realidad de nuestra Patria, requiere el ejercicio de la virtud del patriotismo “aquella virtud por la que se ofrece un servicio y culto diligente a quienes nos están unidos en la sangre y en el amor a la Patria”. (1)
No extraña pues que, en tiempos en que lo servicial y lo cultual intenta ser suprimido por el egoísmo individualista y por diversas formas de idolatrías, nos cueste encontrar personas diligentes, que obren en orden a la unidad fundada en la sangre y en el Amor. Aunque bastaría decir en el Amor, pues no hay tal sin sangre. Y sin agua.
En cambio, - por desgracia es algo muy frecuente hoy – puede haber mucha sangre sin Amor. Los argentinos, en estos doscientos años, hemos sido atravesados por mucha sangre vertida sin Amor.
Es interesante, a mi juicio, como el Estagirita nos hace poner la mirada en las personas, para pensar la virtud del patriotismo: “…servicio y culto diligente A QUIENES nos están unidos…”. De allí que pensar la Patria es pensar en PERSONAS, en QUIENES nos legaron nuestra Patria. ¡Cuánto de desorientación hay en esa enseñanza de la historia basada meramente en hechos, o en procesos, o en relaciones, o lo que es peor, sólo en interpretaciones de hechos o procesos! No se puede despersonalizar la enseñanza de la historia – como no se puede despersonalizar ningún tipo de enseñanza – a fuer de quedarse sin historia, sin enseñanza, y sin Patria.
Pero además, a mi juicio, surge de la definición propuesta, que para que se dé el ejercicio de la virtud del patriotismo, es necesario encontrar el lazo de unidad que me ata a esas personas, el que – como en toda unidad – sigue un orden, que a veces el historiador logra descubrir y otras veces no. No es fácil encontrar historiadores que logren descubrir esos lazos que están fundados en la sangre y en el amor; no en los intereses económicos, no en las luchas en de clases; no en los individualismos egoístas y/o colectivistas; no en… Bueno, en realidad no es fácil encontrar historiadores…¿será porque no saben manejar el lazo que muchos de los que nos proponen pensar la historia terminan enlazados?
Que el historiador no logre descubrir, comprender esa unidad, es precisamente una invitación para continuar haciendo historia, para ejercer el acto de develamiento que me muestre el rostro de QUIENES son merecedores que nos ofrezcamos en su servicio y culto diligente.
Éste rumbo inicial en el ejercicio de la virtud del patriotismo que proviene de la tradición griega, es admirablemente trascendido por la reflexión de Santo Tomás de Aquino, al considerar ésta virtud contenida en el ejercicio de la piedad y a través de ésta en el ámbito de la Justicia. De allí que aún el más pequeño acto de patriotismo, pone de manifiesto una actitud piadosa que contribuye a afianzar la Justicia; y los más pequeños actos de patrioterismo y de internacionalismos, ponen de manifiesto actitudes impías y ahondan las injusticias.
Pensemos, pues, en QUIENES nos dieron el ser y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance en este tiempo en que comenzamos a pensar el Bicentenario, para ser dignos herederos del patrimonio cultural heredado.
Y quiera Dios, suscitar de la sangre y el amor que une al pueblo haitiano, a los patriotas del siglo XXI que restauren a la mas antigua y la más dolida de las Patrias Americanas. http://www.caritas.org.ar/home1.htm
(1) Aristóteles, Rethorica, lib.2; c. 53
(1) Aristóteles, Rethorica, lib.2; c. 53
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