domingo, 28 de febrero de 2010

¡Atención! comienzan las clases...

Este lunes en nuestra Provincia de Buenos Aires, los niños de los niveles inicial y primario, comienzan su ciclo lectivo. Los docentes y el personal de las instituciones educativas, quienes desde los primeros días de febrero han comenzado a preparar esta jornada, comenzarán a vivir una experiencia vital fundamental. Comienza a llevarse a cabo diariamente el acto para el cual surgió en algún momento de la historia, la escuela. Comienza a construirse el puente entre el que enseña y el que aprende.
Más allá de las ansiedades y nervios propios de los mas pequeños y sus familias, éste día requiere de los docentes el ejercicio pleno de la atención.
"La atención es el comienzo de la educación del espíritu..." afirmaba Hegel.
La persona entera encuentra una dirección en la que concentra sus operaciones, excluyendo todo lo que no interesa en ese momento; circunscribe un ámbito y lo ilumina con un haz de luz personalísimo. Y aquí aparece ya un rasgo de nuestra limitada condición humana. Cuánto más nos detenemos para profundizar sobre un objeto o un sujeto de nuestro campo atencional, mas se nos escapan los restantes; no podemos iluminar algo o alguien sin opacar por un instante lo que le es vecino. Y entonces surgen nuestras conocidas expresiones de los primeros días de clase:
- "¡Haber, haber! de a uno, levanten la mano; no puedo atender a todos a la vez...". -
La atención así nos pone frente a la experiencia de nuestra propia finitud y frente a nuestra condición de seres sociales: necesito de los otros para que pueda crecer "mi" propio campo atencional, y pase a convertirse en "nuestro" campo atencional. A la vez los otros se convierten en limitantes de mi atención; me dan a conocer mi propia finitud, y me posibilitan el camino hacia la humildad.
Quien está atento a los otros crece en la humildad; cuando desatendemos al otro, corremos el riesgo de ensoberbecernos; crece nuestro amor propio en forma desordenada.
No se puede vivir sin atender a algo o alguien. Cuando calificamos a alguien de distraído, siempre es necesario especificar con relación a qué. El estudiante que está distraído en clase, es porque su atención está en "otro objeto", en "otro lado" o en "otra persona" o, tal vez, "en su interioridad". Cuando nuestra conciencia no está atenta se dispersa, se disipa y requiere de un esfuerzo personal para volver a enfocarse en lo que reclama su atención.
Una de las claves del acto de la enseñanza es y será siempre lograr que quien aprende logre enfocar su atención en lo que lo personifica; lograr la motivación, mover hacia lo importante que pone al que aprende en el camino de su formación integral. En estos días previos al comienzo del ciclo lectivo, los docentes han estado preparando amorosamente este momento: horas de reflexión, buscando con qué lograr focalizar la atención del que llega en su primera día a las aulas para aprender. ¡Cuánta creatividad se despliega en éste primer día de clase! ¡Cuántas buenas noticias se pierden los medios de comunicación por no estar en las aulas!...
¿Podemos los docentes y futuros docentes ejercitar nuestra atención? Estimamos que sí. La mirada atenta que recorta un sector de nuestros espacios vitales y trata de retener detalles de un paisaje, por ejemplo; el oído atento ante la exposición de un conferencista, que trata de retener la palabra que repite con mas frecuencia o aquella en la que pone mayor énfasis; el degustar con moderación los alimentos para descubrir a qué saben; el poder distinguir a través del tacto distintas texturas; o aspirar diversidad de perfumes de flores o verduras, van ejercitando nuestros sentidos para que colaboren eficazmente a nuestra vida atencional.Y desde allí ascender en ejercitar nuestra imaginación, nuestra memoria, etc...
Finalmente consideremos que estar atentos exige de nosotros un acto de amor. Como docente debo querer estar atento al que llega a nuestras aulas para aprender; debo quererlo. Mi voluntad se debe dirigir intencionalmente hacia la persona del que aprende y mi inteligencia debe iluminar al otro hasta donde pueda, para que en la comprensión mutua se dé el encuentro educativo.
- "¿Y a qué hay que estar atento en una clase, profesor?" - me preguntaba un futuro docente; consideramos que
la pregunta más importante es siempre: "¿a quién debo estar atento en una clase?".
Pero la respuesta quizás la busquemos en otra entrada.
Valga esta breve reflexión para saludar con afecto y estar al lado de tantos docentes, y tantas familias que este lunes comienzan esperanzados un nuevo ciclo lectivo.
Que al comenzar también llevemos en nuestro corazón a todos los argentinos que están sufriendo en Salta, Jujuy y otras provincias las consecuencias de los sismos que se están produciendo en la zona, y a nuestros hermanos chilenos que se han visto tan gravemente afectados.   


domingo, 21 de febrero de 2010

Siguen robando

Hace unos días un joven azuleño que vivió unos años en Europa me contaba que, diariamente, en ocasión de concurrir a su trabajo se cruzaba con un hombre un poco mayor que él a quien le faltaba un ojo. Ésto era para el jóven motivo de curiosisdad, pero no encontraba la forma de preguntarle a qué se debía.
Un día se comunicaron en inglés y este hombre le preguntó de dónde era. El joven contestó que era Argentino. A lo que aquel hombre le respondió: "Yo estuve allí".
"¡Ah, si!"- grande fue la sorpresa del joven azuleño. "¿Y dónde estuviste?" le preguntó. "En Malvinas; que nosotros llamamos Facklands, en la guerra perdí este ojo".
Sorprendido el joven azuleño, no supo como continuar la charla, que se derivó hacia otros temas.
Pero en la respuesta espontánea del ex combatiente inglés, se encontraba implícita la verdad de la soberanía sobre la islas."Yo estuve en Argentina", se infiere de su respuesta.
Eso tiene la verdad, tiende a manifestarse, por más que intentemos ocultarla.
Hoy los piratas ingleses inician la exploración en búsqueda de petróleo en nuestro suelo que han usurpado hace ya mucho tiempo, y por el cual muchos jóvenes argentinos dieron su vida. 
Siguen robando, siguen acumulando tesoros en la tierra...

jueves, 18 de febrero de 2010

El "Nuevo" secundario y la pregunta siempre nueva

El “nuevo secundario”
está dando que hablar y si ponés esas dos palabras en algún buscador, ya se cuentan en millones los sitios que se manifiestan sobre los cambios en el sistema educativo.

Así es como también llegó el tema a los blogs


Los medios de prensa registran desde insólitas comparaciones del nivel secundario con pago fácil


hasta la infaltable calificación de “sustentable” que se ha impuesto desde las últimas décadas para todo aquello que se quiere promover siguiendo los lineamientos que se dictan desde los organismos internacionales


Aunque parece que si ahondamos un poquito lo que se presenta como nuevo, no es tan nuevo


y las controversias sobre la instrumentación aparecen como cada vez que se producen cambios en algunos aspectos del sistema educativo.





De paso, si querés, mirá en éste último vínculo como en la “misión institucional” se repite lo de la sustentabilidad.

Y aunque ya se venía hablando del tema hace rato


el talismán de presentar algo como “nuevo” tiene su atractivo…claro que los que nos vamos poniendo viejos transitando las aulas, seguimos renovando nuestra esperanza cada vez que comienza el ciclo lectivo, no porque nos presenten “novedades”, sino porque las nuevas generaciones ingresan con nuevas formas de formular la pregunta siempre nueva, y que, en la medida que se formule bien, abre las puertas a la solución:

“¿Qué he de hacer para ser bueno?”
Hace dos días comenzó un tiempo muy especial para que le hagamos esa pregunta durante cuarenta días a Quien siempre nos da la mejor respuesta.

martes, 2 de febrero de 2010

Con el ingenio de la gran Nanón


En ciertas ciudades de provincias, existen casas cuyo aspecto inspira la misma melancolía que provocan los claustros más sombríos, los páramos más monótonos o las ruinas más tristes…”
“En este país (1), como en Turena, las vicisitudes atmosféricas rigen la vida comercial…todos están al acecho de un rayo de sol; tiemblan, al acostarse por la noche, temiendo enterarse a la mañana siguiente que ha helado. Temen a la lluvia, al viento, a la sequía y quieren agua, calor y nubes a su capricho. Existe un duelo constante entre el cielo y los intereses terrenos. El barómetro entristece, desarruga entrecejos y alegra, sucesivamente, las fisonomías…”
“Su cocina, cuyas ventanas enrejadas daban al patio, estaba siempre limpia, ordenada, fría; era la verdadera cocina de un avaro donde no debía desperdiciarse nada…”

Las lecturas de verano tienen ese no se qué…Desempolvar novelas de los estantes de la biblioteca es un ejercicio que aprendí en la familia. Mientras lo escribo, revivo esa perspectiva que tenemos de niños, mirando como nuestros mayores, estirando sus brazos, llegan a ese estante al que nosotros no llegamos y al que esperamos acceder subidos a una silla cuando ya nadie nos mire….
Aquella antigua mirada hacia las cumbres hoy se va horizontalizando…, frente a una pantalla un niño puede ir a la búsqueda de una obra mediante un clic o ya, ciertamente, apoyando sus dedos sobre un monitor deslizarse hacia un destino a veces, incierto…

Pareciera que la lectura virtual ya no requiere de estantes…


Claro está que el inicio de la experiencia lectora puede variar, pero hay constantes que se tornan necesarias: cuando somos niños, necesitamos de los adultos para que nos hagan levantar la mirada…
Cuando somos adultos necesitamos de mas Luz para ver mejor. Mas crecemos, mas necesitamos de las candelas...(*)

Todos, desde niños, podemos mirar hacia arriba, pero necesitamos de los adultos para que nos alcancen y nos acerquen a las alturas…
Cuando desempolvé Eugenia Grandet,


sabía que, en cierta forma, volvía a una lectura que comunicaba con esas raíces inmigrantes que permanecen reflejadas en parte de la arquitectura de Azul.
La diversidad cultural de nuestra ciudad, riqueza más inagotable que el trigo de éstas pampas, había encontrado una descripción de parte de su fisonomía en la pluma de Honoré de Balzac (2). Lo que no sabía, - al menos no estaba entre mis expectativas -, era que iba a tener la experiencia de caminar por Saumur, mientras camino por algunas calles de Azul; de leer la vida de algunas personas de Saumur, mientras contemplo la vida de algunos de mis contemporáneos; de interiorizarme de los negocios de las familias de Saumur, como si Balzac se hubiera puesto a describir parte de los negocios que se realizan en Azul.
Los críticos de la literatura clasifican las obras y , en este caso, nos remiten al realismo francés. Las obras literarias, las novelas en particular cuando logran universalidad, nos remiten a nosotros mismos.
Si Eugenia Grandet, algún día te invita a conocerla, anímate a llegarte hasta, Saumur, pero si te queda muy lejos, ven a leerla a ésta ciudad de Azul, en la que permanecen vivos los personajes de la novela: la gran Nanón, el tío Grandet, los Grassins y los Cruchot, el primo Charles,y… los demás que irás descubriendo cada vez que des vuelta la página… Tal vez descubras algo de ti mismo también en la lectura...
No te sorprenderá si te quedas unos días en Azul, descubrir ese poder humano del que habla Balzac que es una “…composición de paciencia y tiempo.” Podrás apreciar como “Los poderosos quieren y velan…”, haciendo “…un constante ejercicio del poder humano puesto al servicio de la personalidad”.
Quizás también, si te quedas un tiempo por acá, alguien te invite a compartir una velada en la sala de alguna señorita Eugènie, cuídate entonces de la adulación que “…no emana nunca de las almas grandes: es patrimonio de los espíritus pequeños que logran empequeñecerse aún más para mejor penetrar en la esfera vital de la persona en torno a la cual gravitan. La adulación supone un interés…”
Quizás también a poco andar por Azul logres comprender aquello que “Ni la gran Nanon ni Cornoiller tienen suficiente ingenio como para comprender: las corrupciones del mundo.”
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Los fragmentos iniciales se tomaron la edición de Eugenia Grandet, traducida al castellano por Luis Romero, para la Colección Historia de la literatura, de RBA Editores, S.A., Barcelona, 1995.
(1)¡Qué expresión tan triste y que escucho tantas veces como preludio de diatribas inconformistas de los que están conformes! Son pocos los que se animan a reemplazar la por “En nuestro país…”. Ya Balzac pone de manifiesto el desarraigo de la modernidad.