miércoles, 30 de abril de 2008

Enseñar da trabajo

Estudiar da trabajo.
¡De cuántas formas distintas podemos interpretar esta expresión!. A veces veo a un estudiante - sobre todo los que cursan en turno noche -con el rostro que denota el cansancio de la jornada, y le pregunto: "-¿Estás muy cansado hoy? - ¡Y ... no sabe el trabajo que me dio comprender el texto que nos dejó! Y después de ocho horas en la cadetería, no le digo nada..."; me responde.
Otras veces me preguntan: "-Profesor, estudiar ¿da trabajo?" -
Otras veces afirman: "Me da mucho trabajo la consigna seis"
Hay días que los colegas te manifiestan: "¡No sabés el trabajo que me dió segundo año, hoy!".
Entre los ingresantes a las carreras docentes, una de las respuestas mas repetidas cuando se realizan actividades de diagnóstico es que eligen la docencia - entre otras razones - porque están buscando trabajo."¡Y vaya que lo tendrán!, seguro que van a tener mucho trabajo", suelo bromear con ellos.

Así es que en primer lugar afirmamos que estudiar, enseñar, aprender, da trabajo, en cualquiera de los sentidos que quieras darle. Pensemos un poco en el verbo enseñar. Es una actividad transitiva, comienza en la persona y se dirige hacia otra persona, supone un dominio específico de lo que enseña, y de como lo enseña, y al ejercer esa actividad confirma y desarrolla ese dominio. Podemos encontrarnos así con el sentido objetivo del trabajo de enseñar.
Pero lo que es mas importante, es el sentido subjetivo del trabajo de enseñar. Quien enseña es siempre una persona, un ser subjetivo capaz de obrar de forma racional, capaz de decidir acerca de sí mismo y - si decide bien - se perfecciona. Es aquí donde se manifiesta mas plenamente la dimensión ética del trabajo de enseñar y, en definitiva, de cualquier trabajo. Por esto "...el fundamento para determinar el valor del trabajo humano no es en primer lugar el tipo de trabajo que se realiza, sino el hecho de que quien lo ejecuta es una persona..." (1)

La primera consecuencia de las afirmaciones precedentes es que "...el trabajo esté en función del hombre y no el hombre en función del trabajo...". Esta verdad que se hace necesario repetir, parece muchas veces olvidada. Y en la vida docente se nota particularmente, en tanto las exigencias a las que es sometido el trabajador de la educación, lo ponen la mas de las veces en función de su trabajo. Varias líneas de investigación han analizado el fenómeno que desde las ciencias sociales se suele denominar "la intensificación del trabajo docente", un fenómeno que en nuestra realidad ha llevado a poner de manifiesto la figura del "profesor taxi" o del "maestro bicicleta"; pero pocas políticas educativas se han puesto en marcha para atender a un problema tan acuciante y de cuya solución depende en gran medida el mejoramiento de nuestro sistema educativo.
La segunda consecuencia a la que queremos hacer referencia se relaciona con algunas de las entradas anteriores. El sentido subjetivo del trabajo forma parte de los cimientos sobre los que se construye la vida familiar. Lo expresa con claridad el autor que seguimos: "...El trabajo es, en cierto sentido, una condición para hacer posible la fundación de una familia, ya que ésta exige los medios de subsistencia que el hombre adquiere normalmente mediante el trabajo. Trabajo y laboriosidad condicionan a su vez todo el proceso de educación dentro de la familia, precisamente por la razón de que cada uno "se hace hombre", entre otras cosas , mediante el trabajo, y ese hacerse hombre expresa precisamente el fin principal de todo el proceso educativo".
En este orden de ideas, los invito a sacar consecuencias con relación a la violencia de la que hemos venido hablando en entradas anteriores. Cuando esa condición, que es el trabajo, no existe, no es posible la fundación de la familia, y todo el proceso de educación de la prole se resiente. Y ya vimos cómo, ante el despojo, la violencia encuentra un campo propicio para su manifestación. No es extraño pues que, las comunidades a las que se les ha despojado de un trabajo digno, se manifiesten con brotes de violencia.
Mas también es cierto que el exceso de trabajo, la intensificación del trabajo, produce un efecto semejante. Pues el exceso de horas de trabajo, generalmente mal remuneradas, y en condiciones deplorables de seguridad social, etc., produce un despojo mas profundo: la persona se siente despojada de su dignidad. Se ve afectada en el sentido subjetivo del trabajo al que hacíamos referencia al principio. Así por ejemplo nos encontramos con docentes que deben dedicar a su trabajo doce o mas horas por día, lo que afecta considerablemente su vida familiar, y distorsiona el fin principal de todo proceso educativo. O nos encontramos con adolescentes en nuestras escuelas cuyos padres "se la pasan todo el día trabajando, profe", como suelen decirnos. Por eso no es extraño que también allí se manifieste, en diversas formas, la violencia.
Entonces si por defecto o por exceso en el trabajo la persona humana se ve atacada en su dignidad, debe existir la necesidad de educar en alguna virtud que nos perfeccione con relación al trabajo. Tal vez tengamos que dedicarle una entrada a la laboriosidad...



(1) Juan Pablo II, Laborem exercens, Nª 6

sábado, 26 de abril de 2008

"Pino" balsámico

Una herida dolorosa llevamos los docentes de Filosofìa en Azul. Son esas cicatrices que producen las decisiones tomadas por los funcionarios funcionales a las políticas educativas que requieren de disciplinados ejecutores que, sin medir consecuencias, son capaces de eficaces cumplimientos: cumplen mintiendo. Me refiero concretamente al cierre del Profesorado de Filosofía, Pedagogía y Psicología, que funcionó hasta la década del 90 del siglo pasado en nuestra ciudad.
Mas esa herida encuentra bálsamos que, de vez en cuando, mitigan el dolor. Días pasados me encontré en la calle con el Profesor José Luis Giménez, que formó parte de la última promoción de ese Profesorado, y confirmé una noticia que escuché por medios locales: ha abierto un lugar de reflexión filosófica que funciona los días sábados de 10 a 12 hs. . Brevemente me explicó la propuesta y me alegró. Mientras lo hacía trataba de hacerme entender cómo ésto había sucedido: había surgido como una especie de necesidad, y que se estaba plasmando poco a poco, teniendo en vista ya objetivos de publicar lo que en ese espacio se produzca.
Me alegró. Algo de aquello que escribiera hace ya bastante tiempo Josef Pieper vino por un instante a mi mente: "...en el hecho de filosofar no se procede como si, de resultas de una decisión, se adoptase un punto de referencia y luego se volviese a abandonar, o como si, por así decirlo, se encendiese una luz especial, con la cual resaltase en el objeto lo que es filosoficamente relevante. Filosofar es mas bien una actitud humana fundamental frente al mundo, actitud que en gran manera es ajena a toda posición y disposición elegidas a voluntad. Enfocar filosoficamente una cosa, es decir, filosofar, no es un procedimiento encomendado sin más a nuestra decisión...filosofar no es una cosa que se pueda "aprender", en todo caso no se puede aprender como se aprende una lengua extranjera o, si se quiere, como se aprende a manejar el microscopio, es decir, mediante la adquisición de conocimientos, mediante un ejercicio práctico metódicamente, mediante repetición y así sucesivamente. Filosofar y "estudiar filosofía" son dos cosas diferentes, una de las cuales puede, a lo mejor, ser obstáculo para la otra..." (1).
El encuentro con "Pino", -que hacía lo llaman y gusta que le llamen al Profesor Jimenez -, me recordó que aquel profesorado tenía algo de eso que Pieper llama filosofar, para difierenciarlo de "estudiar filosofía". Era un espacio donde nos encontrábamos unos pocos que llegábamos movidos a preguntarnos filosóficamente, empujados por "...un proceso existencial que se desarrolla en el centro del espíritu, un acto espontáneo, acuciante, de la vida interior, que no se puede soslayar..." (2)
No dudo que si estos encuentros sabatinos tienen algo de ese filosofar que "...es mas bien un hacer que tiene sentido en sí mismo, que no se legitima precisamente por su aptitud para servir para un fin"...(3), perdurará en el tiempo y producirá buenos frutos. Desde aquí hacemos votos para que así sea. El Profesor Jimenez nos dió su teléfono para aquellos interesados que quieran participar: 15414731.-
(1), (2) y (3), Pieper Josef, Defensa de la Filosofía, Barcelona, Herder, 1979, pags. 25-27-48

miércoles, 23 de abril de 2008

Azul Ciudad Cervantina de Raíces Pampas


"...Estas voces, sin duda, son de algún menesteroso o menesterosa, que ha menester mi favor y ayuda..."

Hoy la Plaza central de nuestra ciudad, la Plaza que nos trae diariamente a la memoria la persona del General José de San Martín, libertador de las Américas, ve flamear con la suave brisa otoñal de un día soleado, las banderas que unen estas tierras a la raíz hispánica por donde sube la savia de una cultura milenaria. Nos hubiera gustado que también la brisa hiciera flamear junto a ellas la bandera de los pueblos originarios de estas tierras de raíces pampas. Mas esta omisión no opaca el hecho de que se continúa trabajando por Azul, la Ciudad Cervantina de Raíces Pampas, y en este 23 de Abril se recuerda un año de su nombramiento por parte del Centro UNESCO Castilla La Mancha.

Dedicamos pues este pequeño espacio recordando aquel pasaje del Capítulo IV de la Primera Parte del Quijote en el que se narra "De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta", y donde Cervantes nos muestra a un Caballero atento a los voces de los que son castigados por la injusticia, y "...volviendo las riendas..." enfrenta la situación que reclama intervenir para defender "...a quien defender no se puede...".

Su efímero éxito en administrar justicia en aquel hecho, no va en desmedro de la perennidad de los valores por los que se mueve su corazón de caballero. Y así nos mueve a tener un corazón docente atento a esas voces de tantos niños y jóvenes que salen de la espesura de los bosques contemporáneos, que son atados a tantas "encinas" nacidas del descuido y la desprotección que nosotros, los adultos, sembramos en nuestros ambientes.

Oído atento a todas las voces, oído atento a la voz interior de nuestro propia conciencia, oído atento a la Voz que clama en el desierto, oído atento a esas voces que, sin duda, esperan de nosotros los docentes mas disponibilidad para ser capaces de volver las riendas y encaminar nuestras acciones hacia donde esas voces salen...

sábado, 19 de abril de 2008

Viaje a las estrellas





Te pido por un instante que, antes de continuar leyendo, mires la fotografía que ilustra esta entrada… Si ahora te pregunto: ¿qué es? ¿Cuál sería tu respuesta?
Sugiero que busques la respuesta en tu infancia – aunque yo te la daré al final de esta entrada -.
Hay muchos caminos posibles – quizás tantos como personas existen – para transitar en la búsqueda de soluciones a los problemas de violencia que cotidianamente se presentan en nuestras escuelas. Pero estimo que cuanto antes uno se ponga en camino mejor. Por eso consideramos que el problema de la violencia comienza a tratarse desde que estamos en el seno materno. Una gestación libre de violencias favorece el crecimiento de personas integralmente saludables. De allí la necesidad de vivir en la intimidad familiar este período tan especial en nuestras vidas, que son los nueve meses de gestación. Mas, no es éste período el que nos ocupa, sino queremos sólo acercar unas notas con relación a la infancia, la niñez, esos primeros años de nuestra vida que comienzan con el nacimiento, y en donde hay una actividad clave para la educación familiar y escolar: el juego.
Nuestro enfoque se puede calificar de ético pedagógico – si quieres, querido lector – pues estamos pensando en la necesidad de jugar que se inscribe en la naturaleza de la persona, y que se manifiesta – cuando se desarrolla ordenada e integralmente – en los hábitos del buen humor y una sana convivencia.
El juego mientras por un lado manifiesta algo de la específica riqueza de la persona humana, que la distingue de cualquier otro ser viviente –hablar de juego en los animales sólo se puede hacer por analogía – a la vez, nos pone frente a nuestra condición de seres limitados. Aceptar que necesitamos jugar es, en este sentido, un signo de humildad. Así como por nuestra corporeidad necesitamos del descanso físico, por nuestra espiritualidad (el alma) necesitamos del juego: el juego es algo así como reposo del alma. Y cuando el alma reposa, encuentra paz, se pacifica. En el alma reposada la violencia no encuentra posibilidades de desarrollo. Y como consecuencia de ello, se puede expandir en alegrías compartidas que potencian los hábitos de convivencia. Basta concurrir a la Plaza de Juegos de nuestro bello Parque Municipal, donde los niños juegan y los padres y mayores, reposan a su alrededor, con rostros añorantes de una infancia que se quedó en el tiempo y se actualiza con anhelo de paz, alegría y convivencia, para tener una imagen de la profundidad antropológica del juego.
Cada año, al iniciarse el ciclo lectivo le pregunto a los cursos de adolescentes, qué esperan de nuestros encuentros semanales. Siempre, en un porcentaje mayor del 70 %, aparece “que sean divertidos”, y cuando después dialogamos para entender qué quieren decir con esto, la primera explicación que se repite es “que las clases sean alegres, que estudiemos pero…que también juguemos, de vez en cuando…”. Cierto que allí podríamos detenernos a considerar lo que ésta etapa del desarrollo significa, en lo que de desprendimiento de la niñez tiene y una nueva realidad vital que se proyecta; pero les pido centremos la atención en esta observación sobre lo lúdico que manifiestan, porque no hacen mas que expresar algo de eso que está en la naturaleza humana, y que podemos enunciar así: no se aprende cuando reina el aburrimiento. Santo Tomás de Aquino en el prólogo a la Suma Teológica se refería a ésta realidad señalando el obstáculo que significa el fastidio para el aprendizaje. (1)
Así ponemos a consideración del lector esta realidad necesaria y que requiere de padres y educadores que sepamos crear las condiciones necesarias para que los niños se dilaten, se expandan en actividades lúdicas, - ¡que los niños jueguen! - ; pues la tristeza y el aburrimiento no sólo obstaculizan el aprendizaje, sino que al estrechar el alma, bloquean los hábitos de convivencia, y el ánimo – en algún momento – degenera en violencia hacia aquellos que comparten el espacio vital del que aprende.
En la creación – usamos expresamente este término para indicar que requiere creatividad, por parte de nosotros los docentes, no alcanza con llevar “la receta” que puede venir en un Manual de juegos o una revista de actividades áulicas – de esas condiciones necesarias para el juego será bueno considerar estas tres advertencias tomistas:
• Evitar lo que suponga acciones o hablar torpe o nocivo.
• No dejarse llevar sin moderación por el jugar a punto de perder la gravedad del alma. No permitir cualquier clase de juego sino la recreación honesta
• Cuidar de que sea el jugar adecuado al momento, a las circunstancias y a las personas.
En la escuela no se puede estar permanentemente jugando; tampoco se puede no jugar nunca. Una pregunta necesaria como docentes, al finalizar el año, estimo que debe ser: ¿jugué con los estudiantes este año?. Quizás cuando la respuesta comience a tener mas respuestas afirmativas que negativas, estaremos dando pasos en pos de una escuela y una sociedad donde los hechos de violencia se den menos.
Porque quizás, cuando los niños ocupen más tiempo en jugar a armar “la nave espacial” que aparece en la foto, y a llegar en ella “hasta la estrella que sale primero”, estaremos ayudando a una escuela menos violenta. (2)



(1) La presente reflexión no podría haberse iniciado sin la inestimable colaboración de L. Jean Lauand, de la Universidad de San Pablo. Brasil, quien generosamente me hizo llegar su estudio “Lo lúdico en los fundamentos de la cosmovisión de Tomás de Aquino”.
(2) Esas fueron la respuesta que dieron los niños que jugaban allí ante mis preguntas: ¿qué es esto que han construido?: ¿para que lo hicieron?

Genética y educación: para leer con sentido crítico


Diversos estudios revelan el origen de conductas cada vez más frecuentes
Cómo prevenir la violencia en menores

Las estrategias más efectivas han demostrado ser aquellas que se basan en el trabajo con los padres


LANACION.com | Ciencia/Salud | Sábado 19 de abril de 2008

martes, 15 de abril de 2008

Los que siempre están

En nuestros colegios todavía se llama "preceptores" a las personas que diariamente tienen mas comunicación con nuestros adolescentes. Habrá que referirse en otro momento a las razones de por qué se los denomina así, y preguntarse si no habrá llegado el momento de cambiar el nombre de ese cargo en las instituciones.
Es evidentemente cierto que para nosotros, los profesores que vamos algunas horas al colegio y salimos de un curso para ir a otro, ellos son los mas valiosos colaboradores para darnos a conocer mucho de lo que necesitamos saber para establecer encuentros educativos valiosos. Ellos siempre están allí, con "los chicos de mi curso", como nos suelen decir.
Por eso me pareció oportuno acercar éste vínculo de un diario de Tucumán donde se recoge la impresión que tienen "los preceptores" sobre el fenómeno de la violencia.
Mientras seguimos preparando una entrada en la que intentaremos rescatar algunos aspectos que pueden ayudarnos a prevenir situaciones de violencia en las escuelas.

martes, 8 de abril de 2008

Sigamos pensando la violencia

Bajo el título de "Irritabilidad" Viktor E. Frankl, en una de sus obras mas conocidas - El hombre en busca de sentido -, nos ayuda a pensar en la violencia. Lo resaltado nos pertenece.
"Aparte de su función como mecanismo de defensa, la apatía de los prisioneros era también el resultado de otros factores. El hambre y la falta de sueño contribuían a ella (al igual que ocurre en la vida normal), así como la irritabilidad en general, que era otra de las características del estado mental de los prisioneros. La falta de sueño se debía en parte a la invasión de toda suerte de bichos molestos que, debido a la falta de higiene y atención sanitaria, infectaban los barracones tan terriblemente superpoblados. El hecho de que no tomáramos ni una pizca de nicotina o cafeína contribuía igualmente a nuestro estado de apatía e irritabilidad.
Además de estas causas físicas, estaban también las mentales, en forma de ciertos complejos. La mayoría de los prisioneros sufrían de algún tipo de complejo de inferioridad. Todos nosotros habíamos creído alguna vez que éramos "alguien" o al menos lo habíamos imaginado. Pero ahora nos trataban como si no fuéramos nadie, como si no existiéramos. (La conciencia del amor propio está tan profundamente arraigada en las cosas mas elevadas y más espirituales, que no puede arrancarse ni viviendo en un campo de concentración. ¿Pero cuántos hombres libres, por no hablar de los prisioneros, lo poseen?). Sin mencionarlo, lo cierto es que el prisionero medio se sentía terriblemenmte degradado. Esto se hacía obvio al observar el contraste que ofrecía la singular estructura sociológica del campo. Los prisioneros mas "prominentes", los "capos", los cocineros, los intendentes, los policías del campo no se sentían, por lo general, degradados en modo alguno, como se consideraban la mayoría de los prisioneros, sino que al contrario se consideraban ¡promovidos!. Algunos incluso alimentaban mínimas ilusiones de grandeza. La reacción mental de la mayoría, envidiosa y quejosa, hacia esta minoría favorecida se ponía de manifiesto de muchas maneras, a veces en forma de chistes. Por ejemplo, una vez oí a un prisionero hablarle a otro sobre un "Capo" y decirle: "¡Figúrate! conocí a ese hombre cuando sólo era presidente de un gran banco. Ahora, el cargo de "capo" se le ha subido a la cabeza".
Siempre que la mayoría degradada y la minoría promovida entraban en conflicto (y eran muchas las oportunidades de que tal sucediera, empezando por el reparto de la comida) los resultados eran explosivos. De suerte que la irritabilidad general (cuyas causas físicas se analizaron antes) se hacía mas intensa cuando se le añadían estas tensiones mentales. Nada tiene de sorprendente que la tensión abocara en una lucha abierta. Dado que el prisionero observaba a diario escenas de golpes, su impulso hacia la violencia había aumentado. Yo sentía también que cerraba los puños y que la rabia me invadía cuando tenía hambre y cansancio. Y el cansancio era mi estado normal, ya que durante toda la noche teníamos que cebar la estufa, que nos permitían tener en el barracón a causa de los enfermos de tifus. No obstante, algunas de las horas mas idílicas que he pasado en mi vida ocurrieron en medio de la noche cuando todos los demás deliraban o dormían y yo podía extenderme frente a la estufa y asar unas cuantas patatas robadas en un fuego alimentado con el carbón que sustraíamos. Pero al día siguiente me sentía todavía mas cansado, insensible e irritable..."
Victor Frankl, El hombre en busca de sentido, Barcelona, Herder, 1993, pag. 66-67

sábado, 5 de abril de 2008

De violencias y violentos

La presente reflexión sólo son notas iniciales para proporcionar algún sendero por el que caminar en la comprensión de la violencia.

Todavía agradezco a mis padres y maestros que me enseñaron a usar el diccionario. Porque en estos días asistimos a las mas variadas manifestaciones violencia. Pienso en las violencias que se dan en el interior de los hogares, pasa mi pensamiento por las que campean en las plazas, rutas y caminos, y los más variados lugares públicos, y abarco en dolorosa mirada las que han teñido de sangre los establecimientos educativos en estos días. Si la vista vuelve atrás en el tiempo argentino, sufrimos más aún, por la violencia que ha atravesado nuestros desencuentros ciudadanos.
La primera acepción del diccionario nos dice que la violencia es la cualidad de violento. Y violento, encontramos mas abajo, es lo que está fuera de su natural estado, situación o modo.
Es un posible punto de partida para la reflexión pues nos pone frente a la realidad de que las personas, por naturaleza, no somos violentas, ni se nos ha dado el ser para obrar en forma violenta. Algo debe suceder, algo que nos desnaturaliza, algo que nos cambia la situación en la que estábamos o el modo de ser propio, para que surja el acto violento.
En principio nos ayuda Santo Tomás a definir lo violento como “ aquello cuyo principio está afuera no cooperando nada el que padece la fuerza” (1) “Porque en esto consiste la definición de violencia: en que algo padezca y en nada contribuya a la acción” (2) En Santo Tomás hay un segundo sentido de la palabra violencia – que es el que rescata la definición del diccionario – es decir se dice violento aquello que es contrario a la naturaleza de una cosa, entendida la naturaleza como tendencia o inclinación a obrar de determinado modo y en vista de un determinado fin. Para ello hay que confrontar entre otros los textos que figuran al pie (3)
Pero el que mas nos interesa a nosotros en esta reflexión es el que nace de considerar a la violencia, en tanto afecta la justicia social: “La rapiña importa una cierta violencia y coacción por la que, en contra de la justicia, se despoja a alguno de lo que es suyo”… “La avaricia puede ser considerada en el efecto (exterior), y así, apropiándose de los bienes ajenos, en ocasiones (el avaro) usa la fuerza, lo que pertenece a la violencia”...(4)
Ya nos hemos referido anteriormente (Ver Entrada “Una pareja homicida”) a las consecuencias del robo y la mentira. Y al reflexionar en torno a la violencia aparece una vez mas esta afectación de la justicia social, que significa el apoderamiento de los bienes ajenos, sean ellos del orden que fueren. En estos días hemos visto “desatada la violencia” por la propiedad de los mas variados bienes: han estado, y parecen estar, en juego desde una plaza, hasta lo producido por una cosecha; desde la propiedad de ser rubia, hasta una hoja de carpeta donde se escribe un apunte. Los mas variados bienes que – al dejar de contribuir al bien común – se exclusivizan por obra de los individualismos, corporativismos o colectivismos despersonalizantes, terminan por despertar el odio y la ira, que se desbordan cual afluentes del Flegetonte. (5)
En todos los casos de violencia que ocupan las portadas de los diarios estos días nos encontramos frente a ésta realidad: allí hay personas que se dan cuenta, sienten, experimentan, que se los ha despojado de algo que consideran suyo. En todos los casos eso que consideran suyo es, en principio, algo material; pero a la vez remite, a los directos involucrados en los actos violentos, a los aspectos mas profundos de su corazón; allí donde los hombres y las mujeres ponemos nuestros deseos y esperanzas.
Despojados de aquello en lo que habían puesto su corazón la violencia aflora en variadas manifestaciones. Aunque en el fondo lo que se alcanza a percibir en muchos de los rostros que nos hacen llegar los medios que nos muestran “lo que pasa” es una profunda tristeza. Tal como lo manifiesta el doctor angélico: el odio aunque a veces nazca de la ira, tiene sin embargo una causa anterior de la que más directamente se origina, a saber, la tristeza; así como, al contrario, el amor nace del deleite. Pero por la tristeza alguien se mueve a veces a la ira y a veces al odio; por esto fue conveniente decir que el odio nace más de la acedia que de la ira”. (6)
¿Y qué es esto de la acedia?. Será mejor tratarlo en otra entrada. Por lo pronto valga como última reflexión el esforzarnos, en nuestras escuelas por estar atentos a los niños, adolescentes y colegas que están tristes, pues atendiendo a ello podremos prevenir muchas actos violentos.


(1) Summa Theologiae II-IIae, q 175, a 1, corpus.
(2) In III Sententiarum, d. 23, q 1, a 1, corpus. Cfr. También In III Ethicorum, lec. 1, n. 6:
(3) Summa Theologiae I-IIae, q 6, a 4, corpus.
Summa Theologiae I-IIae, q. 6, a 5, corpus:
In V Metaphysicorum, lec. 6,n. 3:
In V Metaphysicorum, lec. 6, n. 9:
De Veritate, q 22, a 8, corpus:
(4) Summa Theologiae II-IIae, q 68, a 8, corpus
Summa Theologiae II-IIae, q 118, a 8, corpus
(5) Nos referimos aquí a la imagen de las consecuencias últimas de la violencia, que Dante Alhigieri nos proporciona en la Divina Comedia, en la que describe un lugar árido, surcado por el Río Flegetonte, un río de sangre en el que bullen las almas de los violentos.
(6) Summa Theologiae II-IIae, q 158, a 7, ad 2um

Primer aniversario de su asesinato
Masivo reclamo en el homenaje a Fuentealba

El secretario general de ATEN pidió al gobernador Sapag que "asuma la responsabilidad" de hacer justicia; "si no lo hace dentro de poco diremos que es tan asesino como Sobisch", advirtió


LANACION.com | Política | Viernes 4 de abril de 2008

Muerte en las aulas


En la localidad de Wanda
Misiones: un estudiante mató a un compañero

Un chico de 16 años fue asesinado de un puntazo a la salida de la escuela; habrían discutido por cuestiones amorosas; en un hecho similar, una alumna terciaria amenazó con un arma a otra


LANACION.com | Información general | Viernes 4 de abril de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

El Tedinés

Tedín Uriburu es una localidad del centro de la Provincia de Buenos Aires a la que los interesados pueden conocer visitando www.tedinuriburu.com.ar, y nos alegra que este pueblo rural tenga su propio periódico que se llama "El Tedinés - El periódico de Tedín Uriburu y la región". Me lo acercó un vecino que se encarga de su diagramación y distribución y es un ejemplo de lo que se puede realizar también desde una escuela con un poco de conocimiento de las herramientas tecnológicas para establecer nuevos lazos de comunicación en las comunidades.
Llegó a nuestrasa manos el Nº 25 de abril de 2008 y en él se narra "La historia de la familia Peralta", el acontecimiento social de una "Boda en Tedín Uriburu" , don Rubén Arnaldo Díaz cuenta su historia de vida como empleado de Ferrocarriles Argentinos; y la otra nota de tapa hace referencia al "Taller Textil Crecer" de Benito Juarez.
En el cuerpo del periódico de 16 páginas, que sale en blanco y negro con buena impresión fotográfica y amena diagramación, se puede uno enterar además los homenajes realizados en la localidad con motivo del Día Internacional de la Mujer, una sección denominada "Historias del pago" y las noticias sociales - casamientos y saludos - de la zona.
Una feliz iniciativa a la que deseamos se consolide para que los vecinos de Tedín Uribiru y su región - compuesta entre otras por las localidades de Chillar, Gardey, María Ignacia Vela, Gaviña, 16 de Julio, Benito Juarez, etc. - puedan establecer lazos de comunicación que afiancen el trabajo por el bien común. Seguramente las escuelas rurales de la zona pueden encontrar en este medio un lugar para la expresión de sus realizaciones.
En Azul los interesados pueden solicitarlo al tel. 02281-430206 o al correo electrónico pueblorural@yahoo.com.ar

miércoles, 2 de abril de 2008

"Ningún suelo mas querido..."


Cada dos de abril es un día especial para todos los argentinos. En cada Plaza de cada ciudad recordamos a todos los compatriotas que dieron su vida para testimoniar al mundo que las Islas Malvinas son argentinas. En el recuerdo permanente de los que son las primeras víctimas del nuevo orden mundial que las potencias comenzaron a instaurar a fines del siglo XX, se sustenta gran parte de la resistencia de todos los pueblos que quieren sostener su condición de soberanos.

Los azuleños hoy nos reunimos junto a éste monumento que recuerda la gesta de Malvinas y en la siguiente dirección también se rinde un emotivo homenaje a nuestros compatriotas: http://www.youtube.com/watch?v=y_6cQsqixUg