Me invitaron en el Colegio de Educación Primaria al que asisten mis hijos a evocar como padre esta fecha tan especial en la que los argentinos celebramos los 200 años de la formación de la Primera Junta de Gobierno, hito fundamental en el camino hacia nuestra Independencia en 1816. Comparto con uds. las palabras destinadas a los que compartimos el acto escolar:
¡Qué momento tan especial para encontrarnos! Ninguno de nosotros lo eligió, podríamos haber nacido hace mil o dos mil años, o todavía no haber nacido; pero se nos ha regalado este tiempo. Este es NUESTRO TIEMPO demos gracias a Dios porque nos llamó a compartir la Vida.
Para que esto haya sido posible se necesitó del llamado de Dios a la vida y de la respuesta generosa de nuestros padres que unidos en el amor nos alumbraron en esta tierra argentina, y se necesitó de todos aquellos que nos cuidan y protegen. Siempre necesitamos de los demás para mantenernos vivos.
Pues, esto que nos sucede a cada uno en forma personal, se produce de manera semejante con la celebración que hoy nos convoca. Un puñado de personas hace doscientos años fueron dándose cuenta, cada día que había llegado su tiempo; que ese era SU TIEMPO. Se dieron cuenta que había llegado EL TIEMPO de manifestarse como un pueblo que estaba en condiciones de darse su propio gobierno, de elegir sus propias autoridades. También ellos respondieron a un llamado del Señor de la Historia.
Se acercaba el invierno de 1810, y ese grupo de varones y mujeres que hoy llamamos patriotas, - pues son como nuestros padres en la historia de los pueblos,- fueron capaces de mirar su propia historia, de reconocer en ella momentos de alegría y de dolor, de buenas y malas cosechas, de crecimiento y de miseria, de encuentros y de desencuentros, de gozos y esperanzas; y fueron capaces de decir: “¡AQUÍ ESTAMOS! Somos capaces de decidir por nosotros mismos hacia dónde queremos conducirnos; hacia dónde queremos ir.”
Pero eso no se logró de un día para el otro. Necesitaron tiempo. Todos los que formaron la Primera Junta , estudiaron mucho, se esforzaron; dejaron muchas cosas que les gustaban para dar su vida por la Patria. Por ejemplo don Cornelio Saavedra, cuando es elegido Presidente de la Junta , sabe que su esposa Saturnina, está embaraza de seis meses. De ese embarazo nace su hijo Mariano. Al poco tiempo se entera que va a ser papá nuevamente. Y mientras su mujer está embarazada la Junta decide, en 1811, que debe hacerse cargo del Ejército del Norte. No duda un instante y parte, con sus cincuenta años a la lucha para defender la frontera norte. De ese embarazo nacerá su hijo Francisco, a quien le pusieron ese nombre en honor de San Francisco de Borja. Él mismo había firmado una proclama hacía un tiempo atrás que decía: “VALE MAS SACRIFICAR NUESTRAS VIDAS Y NUESTROS BIENES A LA LIBERTAD DE LA PATRIA , QUE RESERVARLOS PARA DESPOJOS DE NUESTROS OPRESORES. MAS VALE COMBATIR POR LA INDEPENDENCIA DE LA NACIÓN QUE SER VICTIMA DE LOS CAPRICHOS DE UN TIRANO”.
Y los vecinos de la entonces ciudad de la Trinidad y de Santa María de los Buenos Aires, le pusieron calor a aquella jornada en la que formaron la Primera Junta de Gobierno del Cabildo. Dicen que aquella noche del 25 de Mayo se bailó y festejó en las pulperías, cuando se enteraron de la noticia. Los esclavos vislumbraron mas cerca el día de su libertad.
Todo este fin de semana en cada rincón de la Argentina las banderas se hicieron al viento para celebrar el Bicentenario de aquellos acontecimientos y hoy cada escuela, como nosotros, como la nuestra, cierra los ojos para dejar que la mirada nos conduzca hasta el interior de nuestros corazones y busque en qué rincón es de color celeste y blanco y se ilumina con los rayos del sol.
Hoy también nosotros estamos llamados a hacer de NUESTRO TIEMPO un momento histórico.
La celebración del Bicentenario que se inicia, se nos aparece entonces como una invitación a asumir NUESTRO TIEMPO, mirando hacia el pasado con agradecimiento y con ansias de seguir buscando en él la verdad que nos hace libres.
La celebración del Bicentenario que se inicia, se nos aparece también como una invitación a asumir NUESTRO TIEMPO, mirando hacia el futuro con esperanza y con el compromiso de trabajar por la justicia y la paz, en la construcción del Bien Común. Este es NUESTRO PRESENTE y con el esfuerzo diario debemos sostenernos de pie y llevar adelante por el camino de la historia a nuestra querida Argentina.
Al día siguiente de aquella noche del 25 lo primero que hicieron los Patriotas fue arrodillarse ante el altar de la Iglesia Mayor para agradecer a Dios Padre y pedir por la tarea difícil que asumían. Santa María de los Buenos Aires se convirtió aquel día en protectora de la Argentina que después la asumió como su Madre bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján.
Por eso al iniciar este tiempo de celebraciones bicentenarias que se extenderán hasta el 2016 aceptemos el desafío de amar a la Patria , ese amor que se constituye en el equilibrio necesario entre el amor a la familia y el amor a la humanidad. No hay amor verdadero de lo anónimo; por eso en este camino del Bicentenario habremos dado grandes pasos si al llegar al 2016 en nuestras escuelas nos reconocemos por el amor que nos tenemos unos a otros y por el amor con el que construímos a diario nuestra querida Argentina.
Con éste último deseo los invito a iniciar este camino del Bicentenario peregrinando hacia nuestros propios corazones, para desde allí abrirnos al abrazo que les invito que ya le den a quienes tienen a su lado felicitándolo por ser Argentino.
¡FELICIDADES ARGENTINOS! ¡FELIZ DÍA DE LA PATRIA PARA TODOS!
PD: La imagen que acompaña la nota es del desfile del 25 de Mayo de 2010 realizado en la ciudad de Azul, y quien lleva la Bandera Argentina es Gerónimo Catriel. Se les debió dar el derecho a encabezar el desfile.