martes, 2 de febrero de 2010

Con el ingenio de la gran Nanón


En ciertas ciudades de provincias, existen casas cuyo aspecto inspira la misma melancolía que provocan los claustros más sombríos, los páramos más monótonos o las ruinas más tristes…”
“En este país (1), como en Turena, las vicisitudes atmosféricas rigen la vida comercial…todos están al acecho de un rayo de sol; tiemblan, al acostarse por la noche, temiendo enterarse a la mañana siguiente que ha helado. Temen a la lluvia, al viento, a la sequía y quieren agua, calor y nubes a su capricho. Existe un duelo constante entre el cielo y los intereses terrenos. El barómetro entristece, desarruga entrecejos y alegra, sucesivamente, las fisonomías…”
“Su cocina, cuyas ventanas enrejadas daban al patio, estaba siempre limpia, ordenada, fría; era la verdadera cocina de un avaro donde no debía desperdiciarse nada…”

Las lecturas de verano tienen ese no se qué…Desempolvar novelas de los estantes de la biblioteca es un ejercicio que aprendí en la familia. Mientras lo escribo, revivo esa perspectiva que tenemos de niños, mirando como nuestros mayores, estirando sus brazos, llegan a ese estante al que nosotros no llegamos y al que esperamos acceder subidos a una silla cuando ya nadie nos mire….
Aquella antigua mirada hacia las cumbres hoy se va horizontalizando…, frente a una pantalla un niño puede ir a la búsqueda de una obra mediante un clic o ya, ciertamente, apoyando sus dedos sobre un monitor deslizarse hacia un destino a veces, incierto…

Pareciera que la lectura virtual ya no requiere de estantes…


Claro está que el inicio de la experiencia lectora puede variar, pero hay constantes que se tornan necesarias: cuando somos niños, necesitamos de los adultos para que nos hagan levantar la mirada…
Cuando somos adultos necesitamos de mas Luz para ver mejor. Mas crecemos, mas necesitamos de las candelas...(*)

Todos, desde niños, podemos mirar hacia arriba, pero necesitamos de los adultos para que nos alcancen y nos acerquen a las alturas…
Cuando desempolvé Eugenia Grandet,


sabía que, en cierta forma, volvía a una lectura que comunicaba con esas raíces inmigrantes que permanecen reflejadas en parte de la arquitectura de Azul.
La diversidad cultural de nuestra ciudad, riqueza más inagotable que el trigo de éstas pampas, había encontrado una descripción de parte de su fisonomía en la pluma de Honoré de Balzac (2). Lo que no sabía, - al menos no estaba entre mis expectativas -, era que iba a tener la experiencia de caminar por Saumur, mientras camino por algunas calles de Azul; de leer la vida de algunas personas de Saumur, mientras contemplo la vida de algunos de mis contemporáneos; de interiorizarme de los negocios de las familias de Saumur, como si Balzac se hubiera puesto a describir parte de los negocios que se realizan en Azul.
Los críticos de la literatura clasifican las obras y , en este caso, nos remiten al realismo francés. Las obras literarias, las novelas en particular cuando logran universalidad, nos remiten a nosotros mismos.
Si Eugenia Grandet, algún día te invita a conocerla, anímate a llegarte hasta, Saumur, pero si te queda muy lejos, ven a leerla a ésta ciudad de Azul, en la que permanecen vivos los personajes de la novela: la gran Nanón, el tío Grandet, los Grassins y los Cruchot, el primo Charles,y… los demás que irás descubriendo cada vez que des vuelta la página… Tal vez descubras algo de ti mismo también en la lectura...
No te sorprenderá si te quedas unos días en Azul, descubrir ese poder humano del que habla Balzac que es una “…composición de paciencia y tiempo.” Podrás apreciar como “Los poderosos quieren y velan…”, haciendo “…un constante ejercicio del poder humano puesto al servicio de la personalidad”.
Quizás también, si te quedas un tiempo por acá, alguien te invite a compartir una velada en la sala de alguna señorita Eugènie, cuídate entonces de la adulación que “…no emana nunca de las almas grandes: es patrimonio de los espíritus pequeños que logran empequeñecerse aún más para mejor penetrar en la esfera vital de la persona en torno a la cual gravitan. La adulación supone un interés…”
Quizás también a poco andar por Azul logres comprender aquello que “Ni la gran Nanon ni Cornoiller tienen suficiente ingenio como para comprender: las corrupciones del mundo.”
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Los fragmentos iniciales se tomaron la edición de Eugenia Grandet, traducida al castellano por Luis Romero, para la Colección Historia de la literatura, de RBA Editores, S.A., Barcelona, 1995.
(1)¡Qué expresión tan triste y que escucho tantas veces como preludio de diatribas inconformistas de los que están conformes! Son pocos los que se animan a reemplazar la por “En nuestro país…”. Ya Balzac pone de manifiesto el desarraigo de la modernidad.

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