Un sitio para ayudar a pensar la educación desde Azul, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Cada entrada es una invitación para peregrinar en la búsqueda de horizontes de cara al Sol.
jueves, 31 de julio de 2008
martes, 29 de julio de 2008
La séptima del mes siete

sábado, 19 de julio de 2008
La cama de Procusto POR DOS ?
Existe en la mitología griega un personaje que adquirió cierta fama por practicar una peculiar forma de “hospitalidad”. Nos referimos a Procusto o Procrustes, de quien se afirma fue hijo de Poseidón, uno de los tantos hijos, pues es conocido que el famoso dios de la antigüedad, a quien se le atribuía el dominio de los mares, fue muy prolífico. También se lo suele encontrar bajo el nombre de Polipemón o de Damastes. Bueno, he aquí que Procusto se hizo famoso por una cama que poseía en su residencia en la que hacía acostar a sus huéspedes y si eran más largos que su cama, les cortaba las piernas y si eran más cortos los hacía estirar hasta que sus pies alcanzaran el largo de la cama. De aquí nació la imagen de “el lecho de Procusto” para hacer referencia a aquellas personas o instituciones que piensan, hablan y deciden a impulsos de la voluntad de poder, y pretenden someter la realidad a sus ideologías.
Los educadores y las instituciones educativas no estamos exentos de hacer de nuestras clases o de nuestras escuelas algo así como nuevas “camas de Procusto”.
Pensemos un poco nuestras clases: hay veces que lo primero que hacemos en las clases es “acostar” a los estudiantes. Ellos, que suelen llegar a clase, cansados de los dificultades que la vida diaria les ofrece, un tanto desorientados y fatigados, esperando que nosotros los recibamos cómo huéspedes para quiénes todo ha sido preparado con esmero de antemano, se encuentran con que nuestras clases son “una cama ya tendida”, en la que a lo sumo hemos estirado un poco las sábanas. En los primeros minutos se dan cuenta de nuestra falta de entusiasmo, de nuestra improvisación rutinaria y, sabedores de que allí ese día no habrá nada nuevo, se “acuestan”, se duermen y se entregan al sueño y a la espera de que “toque el timbre”. Preparar el encuentro educativo, pensar alternativas de antemano para ese momento que algunos llaman de “motivación”, puede evitarnos éste trance.
He aquí que los estudiantes “yacen” en el lecho áulico, y nosotros – los docentes – nos damos cuenta que algunos no alcanzan lo que nosotros hemos decido de antemano que deben alcanzar. Entonces comenzamos a “estirarlos”, hacemos fuerza para adecuarlos a “nuestra clase”, empleando mas de un instrumento de “estiramiento”. Y para algunos comienza el sufrimiento ante la mirada de los otros que “aprenden” lo que les puede pasar si no “cumplen” con lo que hemos decidido de antemano que deben “cumplir”. Así muchos logran el “cumpli-miento” en las clases; los estudiantes cumplen y mienten.-
Pero también, a veces, advertimos que hay otros estudiantes que se han adelantado a nuestra propuesta, o que nos “desvían” hacia senderos no previstos en la clase; desde el “lecho áulico” a veces sueñan con tanta creatividad posibilidades nuevas de aprendizaje que, como no las teníamos previstas, las cortamos. Decidimos que no se adecuan a la “medida” de nuestra clase. A veces éstas situaciones aparecen en forma de preguntas que nos ponen frente a nuestra propia ignorancia y, en lugar de reconocerla, decidimos realizar un “corte” porque, “eso lo veremos en otro momento”.
Pensemos un poco ahora nuestras escuelas. Hay veces que cual “camas de Procusto” nuestras escuelas son conocidas por “la medida” de profesores y estudiantes que las habitamos.
Basta pensar el aspecto físico. Cuántas veces los lugares pensados para el trabajo de 20/25 personas son forzados y exigidos a encuentros educativos de 35 o más personas. Después con cierto facilismo de tiempo libre se diagnostica “hoy están insoportables”. Pero también la “selección” de personal, a veces, se realiza a la “medida del lecho institucional”. Ser docente en tal o cual escuela requiere de… y ahí se dictaminan ciertas “medidas” a las que se corre el riesgo de sobrepasar o de no llegar. En lugar de recibir a la persona del que enseña cuál huésped de honor mas allá de sus condiciones personales; se le da la hospitalidad de Procusto.
Algo semejante se puede decir de los estudiantes. “Y este chico es para una escuela como…”, y entonces la persona del estudiante es “acostada” en el “lecho institucional” que premeditadamente, cual nuevos Procustos, hemos decido para él. Y si por alguna razón ingresó en nuestro establecimiento pese a no dar “la medida”, en lugar de adecuar lo institucional a la persona, pretendemos “estirar” o “acortar” a los estudiantes, en cuyo caso es muy probable que opte por dejar el establecimiento. Cuando éstas realidades se repiten suelen hasta abrirse nuevos establecimientos educativos a donde van “todos los que no anduvieron en otra escuela” o “los que no se pueden recibir acá”.
No en vano en nuestras sociedades, a veces, los dirigentes pretenden acostar a los ciudadanos en sus propias “camas de Procusto”. Suele ser lo que han aprendido en nuestras escuelas. Menos mal que siempre hay ciudadanos que, bien despiertos, no se dejan acostar, o si los acostaron alguna vez, son capaces de mantenerse lo suficientemente despiertos como para que no los duerman. En esto creo que también le debemos un agradecimiento a la escuela de los últimos tiempos, pero no será tapa de los diarios.-
miércoles, 16 de julio de 2008
¡Que bella edad la adolescencia!

sábado, 12 de julio de 2008
Para ir pensando el día del amigo
miércoles, 9 de julio de 2008
domingo, 6 de julio de 2008
Se vienen los exámenes

Uno de los requisitos esenciales para rendir bien en el estudio es ciertamente lograr la concentración adecuada, y para esto no basta con un acto voluntario. No basta decir "quiero estar concentrado" para efectivamente lograrlo. Por ello tal vez te ayude considerar algunas cuestiones básicas.
Para estar concentrado se requiere estar motivado; tener claro para qué estudio lo que estudio. En este sentido no basta estudiar "para dar bien"; aunque ese pueda ser el objetivo inmediato hay que saber mirar el examen a rendir con una mirada mas estratégica. Tal vez te ayude responderte las siguientes preguntas: lo que estudio ¿en qué me capacita para cuando sea docente?; ¿me dará seguridad frente a los problemas que surjan en mi tarea docente?; ¿qué me aporta con relación a los contenidos a enseñar cuando me gradúe?. Si las respuestas a éstas preguntas no se presentan con cierta claridad, puedes transmitirlas al docente de la materia.
Para estar concentrado se requiere estar preparado sobre el tema a estudiar: sin conocimientos previos no se logra la concentración. Si voy a estudiar un autor del que no he leído nada hasta hoy, o un tema del programa del que no tengo noticias pues falta a las clases presenciales donde se desarrolló, por ejemplo, debería procurarme algún conocimiento previo, a través de una consulta a un compañero, al docente, etc.
Para estar concentrado se requieren "rutinas no rutinarias". ¿Qué es esto? Algunas rutinas te ayudaran, conservar el lugar de estudio, mantener un horario, hacer pequeños descansos periódicos. Pero es bueno que cada día aflore tu creatividad. Que puedas relacionar el texto que estás estudiando con otro. Que ilumines el tema desde otra perspectiva a la sugerida por el docente. Que introduzcas preguntas y cuestionamientos. Que hagas anotaciones para volver sobre ellas aún después de haber dado la materia. Que relaciones lo que estudias con temas de años anteriores y preveas anticipaciones con lo que vas a estudiar en años siguientes. Esto evitará el aburrimiento.
Para estar concentrado se requiere estar descansado. Esta misma semana se me acercó una estudiante a pedir disculpas por el examen parcial que había rendido porque se había dado cuenta que al haberse quedado toda la noche despierta estudiando, hizo que cuando tuvo ante sí las consignas, el agotamiento físico le impidió una correcta interpretación. Tampoco se dio cuenta que podía consultar. "La verdad no daba mas, profesor", me dijo. Efectivamente el momento de mayor concentración se requiere ante la mesa evaluadora, y es necesario "estar con todas las luces", descansado, bien despierto. Por eso tus días de estudio deben comprender también tus momentos de esparcimiento y diversión adecuados al momento que vives como estudiante. Una buena elección de tus diversiones en los períodos de exámenes seguramente redundará en mejor rendimiento.
Por último, si estudias en grupo con otros compañeros o compañeras, tal vez te puedan ayudar algunas cuestiones prácticas:
- Si eligen un lugar de estudio, también - de ser posible - elijan un lugar alternativo. Puede servir para estudiar una semana en un lugar y otra semana en otro, o para ser usado cuando el lugar principal esté ocupado.
- Sean estrictos con los horarios para comenzar y terminar. A veces ayuda organizar "prendas" para el que llega tarde por razones injustificadas.
- Planificar los días de estudio, y respetar la planificación. Si es necesario hacer ajustes decidirlos entre todos. Después de una semana o diez días, ver que resultados se obtuvieron y si es necesario hacer cambios.
- Evitar en el lugar de estudio elementos de distracción y ruidos molestos. Aunque una música suave puede ayudar a algunos, el silencio es el mejor aliado en el estudio. Es mejor acordar poner en silencio los celulares o directamente apagarlos mientras estamos estudiando. Para ello avisar a nuestros potenciales "llamadores" que eviten comunicarse en los horarios en los que estudiamos.
- Preparar los materiales necesarios para el estudio antes de comenzar.
- Antes de comenzar ponerse de acuerdo con los integrantes del grupo el método a seguir. Por ejemplo, si una será el que lea los textos, o leerán fragmentos cada uno. Si alguien al finalizar la lectura se encargará de hacer una síntesis con las ideas más importantes, y los demás agregarán otros aspectos. Esto se puede hacer por turnos. Cada cuanto tiempo haremos un pequeño debate para cuestionar con criticidad lo estudiado. Si alguien tomará nota de las cuestiones que quedan oscuras o por resolver. Si tomarán mate mientras estudian o harán cortes para hacerlo; etc. Lo mejor será que los acuerdos queden por escrito.
Hay muchos otros aspectos a considerar, pero estas son algunas cuestiones básicas que, tal vez, ya habías pensado y si no esperamos te ayude esta entrada a pensarlas. Sería bueno que la enriquezcas con tus comentarios y experiencias personales.