Esta noche la Capital de nuestra Argentina iluminó sus bajas alturas con la ruidosa fugacidad de lo artificial. En pocos días mas también mi ciudad verá surcar sus aires nocturnos por las efímeras luces que irrumpen provocando al espectador y llamándolo a un aturdido silencio: una vez mas los fuegos artificiales harán levantar la vista por unos minutos. Y con la absurda imposición marketinera los azuleños seremos llamados a "pintar el mundo de Azul" o algo por el estilo.
Cuando todo pasó, los porteños volvieron a doblar la cerviz y se marcharon un poco mas aturdidos, algo maravillados, en un camino de regreso hacia la exterioridad , salvo que...
Cuando todo haya pasado, los azuleños nuevamente regresaremos a nuestros hogares una vez mas con la opción de buscarnos en el silencio o de escaparle al silencio, salvo que...
Llega el tiempo de la Luz... ¿puede la estrepitéz lumínica abrirnos las puertas de la Luz? No lo sé. Lo espectacular de las figuras que se dibujan en la noche, para desaparecer al instante, pareciera querer comunicarnos la posibilidad de senderos nocturnos hacia la belleza, y entonces recuerdo la frase de Gauguin "La verdad no es conocible si no está ligada a la luz de la belleza".
Cuando en pocas horas mas la Luz se nos manifieste Niño, todo lo bello en lo que se haya gozado nuestra inteligencia en días pasados, será el humus en el que se enterrará la luminosidad del misterio para generar la novedad del ser.
De allí que pensemos que cada encuentro con la fugacidad artificial de lo lumínico estará mediada por la capacidad artística de su mentor, y la potencialidad que sea capaz de actualizar en cada espectador. Cuando el mas famoso de los neoplatónicos, Plotino, afirma que "...no todos somos igualmente sensibles a la convocación de la belleza, sólo los enamorados son capaces de percibirla de manera privilegiada" (1), está abriendo el camino que otros después irán consolidando. El del arte como conocimiento que agrada y produce gozo, deleita.
Así puede el gozo artístico preparar el camino para los gozos superiores, así pueden unas fugaces luminarias artisticamente dispuestas preparar el camino para el encuentro con el Misterio de la Luz que vino al mundo. Ójalá que ese día nos encuentre entre los enamorados capaces de dejarse regenerar por la Luz que da nueva Vida a nuestro ser.
(1) Enéada I, 6, 4.
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