En la semana me decía una estudiante que había visitado el blog y que pensaba volver a él porque había encontrado entradas que la habían hecho pensar. Me alegró, esa fue una de nuestras intenciones cuando nos animamos a ésta herramienta. También agregó una expresión que nos permitió después entablar lo que fue - para mi - un enriquecedor diálogo. Me dijo: "Es algo mítico, el blog, tiene eso de los santos...". A partir de allí pudimos dialogar con ella y las demás compañeras acerca de "los modelos" y "la falta de modelos en educación". Casi al final pidieron les sugiriera "algun libro, profesor, que hable de modelos". Recordé algunos y entre ellos uno muy especial del que extraigo algunos fragmentos de sus primeras páginas. Comienza así:
"De las múltiples fuerzas e influencias misteriosas que configuran singularmente nuestra vida humana - la vida del individuo como la de todo tipo de comunidad -, y que además la orientan hacia el bien o hacia el mal, me propongo considerar dos, esencialmente distintas entre sí, aunque estrechamente vinculadas: los modelos y los jefes...
...(lo) que voy a tratar de exponer, con la esperanza de que mis consideraciones puedan ser de alguna utilidad para resolver ese gran problema de la vida: cómo hay que elegir al jefe y a quién hay que elegir como jefe. Está lejos en mi ánimo erigirme a mi mismo en jefe o recomendar a determinados jefes. Mi misión es la de maestro y no la de jefe...
En épocas revolucionarias, en épocas de cambios en la mentalidad colectiva, la autoridad carismática vuelve a adquirir preponderancia. Lo que interesa aquí es ante todo que, entre todas las formas vinculares ninguna finca en la exclusiva comunicación de un saber, en una simple "enseñanza" y que, por lo tanto, ser jefe y ser maestro son cosas totalmente distintas.
Pero aquí también me ocuparé de la significación de los modelos...La influencia del jefe se desarrolla en el dominio público amplio y visible, en el tumultuoso mercado de la llamada historia; la influencia del modelo, en cambio, es oscura, secreta. El modelo yace, opera y transforma en la profundidad del alma de cada hombre y de cada grupo humano. Es difícil de captar y de comprender. Una ulterior investigación psicológica de la cuestión demostrará que la influencia del modelo es mas fuerte justamente allí donde el hombre no tiene conciencia clara de cuál es su modelo y menos aún de dónde le vino. La vieja frase de un conocido místico: "Todo hombre tiene ante sus ojos una imagen de lo que debe ser; mientras no lo sea, no está plenamente tranquilo", expresa bella y profundamente la importancia del modelo."
...El jefe puede ser un salvador, puede ser un demagogo inescrupuloso, puede ser un conductor en un sentido de valor positivo o un seductor, puede ser jefe de una liga de virtud o de una banda de asaltantes. En la medida en que quiere conducir y tiene cualquier número de seguidores, es "jefe" en el sentido sociológico.
Muy distinto es el concepto de modelo. Modelo implica, en su sentido inmanente, siempre un concepto de valor. Todos consideran a su modelo, en la medida que lo tienen y lo siguen, como lo bueno, lo perfecto, lo que debe ser. Cualquier especie de amor y de positiva estimación en el sentido religioso, moral, estético liga a toda alma con su modelo, traba una relación que siempre es afectiva y vehemente. Al jefe se lo puede odiar, lo que interesa es que guíe. Por cierto, un modelo podría ser (objetivamente) malo, pero en la intención no lo es jamás...
No son las reglas morales abstractas de caracter general las que modelan, configuran el alma, sino siempre modelos concretos.
Finalmente, los jefes exigen acciones, resultados, conducta. El modelo exige, por el contrario, un modo de ser, una forma del alma. Pero de este modo de ser deriva el querer y la acción...
...los jefes también pueden ser modelos...pero no lo son necesariamente, y lo son sólo en el caso en que exista un vínculo carismático afectivo; en todos los demás casos no lo son. Pero si se quiere determinar una relación general entre jefes y modelos, no cabe ninguna duda que los modelos eficaces son los que ejercen un influjo determinante o que influyen esencialmente en la elección, en la selección del jefe, y sobre todo en lo que se refiere a las cualidades de los jefes...
Cuáles son los dioses a los que servimos al erigirlos inconsciente o conscientemente en nuestro modelo, eso es lo que decide también sobre la cuestión de los jefes que elegimos..."
Este bello ensayo que así comienza y cuyos fragmentos o citas tal vez ocupen próximas entradas dentro de pocos años cumplirá cien desde que fue editado. Ha salido de la pluma de Max Scheler y lleva como título "El santo, el genio, el héroe". El ejemplar del que se tomó el fragmento es el que publicó la editorial NOVA, allá por el año 1961, en una colección que dirigía el recordado Eugenio Pucciarelli y que se llamaba "La vida del espíritu". El original alemán lleva por título "MODELOS Y JEFES".
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