jueves, 31 de enero de 2008

Dos pedagogías

JUAN MELCHOR BOSCO, nació el 16 de agosto de 1815, en Castelnuovo de Asti, cerca de Turín. El día 27 del mismo mes, pero del año 1770, había nacido en Stuttgart JORGE GUILLERMO FEDERICO HEGEL. Cuando San Juan Bosco contaba con 16 años, Hegel fallecía en la plenitud de sus facultades: era el 14 de noviembre de 1831.
Al pequeño Juan sus padres le pusieron el nombre del discípulo amado de Jesús y el que la tradición atribuye a uno de los tres Reyes Magos; el pequeño Jorge recibió nombres de Emperador.
La mamá de Juan, Margarita Occhiena, propuso para sus hijos una educación católica: oración, vida sacramental, sanas lecturas, firmeza para ordenar, modestia, austeridad, dulzura, solidaridad, trabajo; mientras ella labraba personalmente la tierra, pues enviudó cuando Don Bosco tenía apenas 2 años. Sus biógrafos cuentan que cuando su hijo le dijo que se iría al seminario exclamó: "Hijo mío, si de sacerdote llegases a ser rico - no lo olvides - yo no te veré mas; no pisaré ni una vez tu casa. Pobre he nacido y pobre quiero morir. Lo principal es la salvación de tu alma." Las palabras resaltadas en azul se encuentran textuales en el testamento del primer Obispo de Azul, Monseñor César Antonio Cáneva.
Hegel se formó también en un ambiente cristiano; pero no católico. Se respiraba el racionalismo de la Ilustración.
Ambos fueron grandes lectores, pero de lecturas diferentes. Ambos estudiaron en Seminarios, fueron seminaristas. Durante ese tiempo Juan Bosco visitaba las cárceles y se dio cuenta que estaban llenas de "pobres muchachos que están allí porque de niños y jóvenes son abandonados, descuidados, se crían solos, no hay quien se ocupe de ellos...". Se puso en manos del Inmaculado Corazón de María y se dedico de llenó a su sacerdocio. Estaba naciendo lo que se dará en llamar la pedagogía preventiva.
Por su parte, Hegel, en el Seminario compartía habitación con Hölderin y Schelling, y se entusiasmaba con las lecturas de Rousseau, Schiller, Herder, Fichte, Kant... No adhirió nunca a la ortodoxia luterana en la que fue formado, y renunció a la carrera de pastor para dedicarse a la docencia. Se estaban poniendo las bases de la que se dará en llamar la pedagogía crítica.
La primera de las pedagogías, impulsada por los Salesianos se propagará con impulso evangelizador y será vital para la educación en muchos lugares del mundo, entre ellos nuestra Patagonia. Se apoya fundamentalmente en educar desde la positividad, y desde la trascendencia de entender a la persona como un ser religioso, la educación de la razón por el amor, será una de las claves de su efectividad.
La segunda de las pedagogías, promovida por variadas corrientes filosóficas hasta nuestros días, se basa en el relativismo dogmático, y se apoya fundamentalmente en educar desde la negatividad o negación dialéctica, que enseña que "...ninguna cosa particular, tomada por sí, puede afirmarse debidamente sino destruyendo a la otra hasta ser, a su vez, destruída por otra. 'La guerra - dice Hegel - no es un accidente' sino un elemento 'por el cual recibe el caracter ideal de lo particular su derecho y realidad'. Se trata de ideas real y verdaderamente asesinas; aún no se ha vertido toda la sangre de que son responsables...".(1)-
El estudio de ambas vidas realmente hecha luz sobre los desafíos de la educación actual y nos pone de manifiesto la importancia de los otros en nuestra propia educación; la importancia de la educación familiar y del amor como eje de toda acción educativa.
(1) Gilson E., La unidad de la experiencia filosófica, Rialp, Madrid, 1988, Pag. 213

lunes, 28 de enero de 2008

El Buey Mudo

Entre las riquezas que se heredan por nacer en un hogar católico cuenta una muy particular: la de compartir la sacralidad del tiempo. Mirar el almanaque no es, para el hijo de una iglesia doméstica - bella expresión nacida para designar la familia - entrar meramente en contacto con el nombre de un mes o el número de un año o el nombre y número de un día. El tiempo ya no es el mismo: después de la Encarnación del Hijo de Dios nos encontramos en la plenitud de los tiempos. Por eso cada día salen a nuestro encuentro multitud de hombres y mujeres que desde su santidad nos comunican algo de esa plenitud y a quienes recordamos en el santoral.
En este orden, para los educadores católicos, cada 28 de enero nos acerca la persona de aquel gordo de pocas palabras a quien sus compañeros de estudio llamaban "el buey mudo" y que cumpliendo la profecía de su maestro - Alberto Magno - sigue haciendo hablar a toda la humanidad: Tomás de Aquino. ¡Si hasta dejó este mundo a los 48 años! Cuando le comentaba esto hoy a mi vecina me dijo : "-¡el muerto que parla!" - , una expresión común en mi pueblo que utilizan las personas que apuestan en los juegos de azar y les sirve para identificar el número 48.
Dejando de lado esta referencia que intenta ser humorística, valga en este día que una vez mas pidamos la interseción de SantoTomás de Aquino para que en el ejercicio de nuestra docencia se nos de "agudeza para entender, capacidad para retener, método y facilidad para aprender, sutileza para interpretar, y gracia copiosa para hablar... acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar..", como reza el final de la bella oración que se atribuye a su autoría para antes del estudio.
No quisiera dejar de evocarlo sin sugerir a quienes se preparan para la tarea de educar que en algún momento de su formación puedan leer, estudiar, meditar, uno de los primeros escritos del magisterio de Tomás durante su docencia en París. Una de las cuestiones disputadas en la Universidad entre los años 1257-1258, mas concretamente la número 11 dentro de la colección denominada De Veritate, lleva por título De Magistro, El Maestro. Los cuatro artículos que en esta cuestión se tratan, se corresponden con interrogantes que en alguna etapa de la vida del docente se presentan. El modo de tratarlos, son además una muestra clara del respeto con que Tomás trata siempre las respuestas de los demás a las cuestiones que él trata. Hoy puede ser leído como un bello opúsculo donde se tratan principios de la pedagogía o de filosofía de la educación, y si bien presupone - para una mejor comprensión - el conocimiento de nociones provenientes de la filosofía aristotélica y el tratado del mismo nombre de San Agustín, una lectura sin esos conocimientos previos, seguramente conducirá al futuro docente a buscar fundamentos sólidos a su obra educadora. Por lo demás, su lectura, servirá para desvirtuar muchos de los prejuicios que sobre la educación medieval se mal enseñan en nuestras aulas. Muchas veces he asistido a exámenes donde los alumnos - repitiendo lo que se les enseña - denostan la enseñanza medieval por "memorística" y , se dice "por no tener en cuenta los conocimientos previos de los alumnos". Vaya sólo un fragmento para hacer pensar en la injustificada afirmación que acabo de transcribir. Dice Santo Tomás: "Las cosas que se nos enseñan por signos nos son en parte conocidas y en parte ignoradas. Por ejemplo, si se nos enseña qué es el hombre, es necesario que antes sepamos algo de él; a saber, el concepto de animal o de sustancia; o, al menos, que es un existente, lo cual es imposible ignorarlo. Del mismo modo, si se nos enseña una conclusión, es necesario que sepamos, con anterioridad, qué son un predicado y un sujeto, como también los principios de los que se deduce esa conclusión: Toda disciplina se forma por un conocimiento preexistente, se dice al comienzo de Posteriorum."
Valga la pregunta pues: ¿partir de los conocimientos previos, es un "descubrimiento" de las pedagogías del siglo XX, como a veces se pretende enseñar?.
No es mi ánimo polemizar en esta entrada, sino invitar al encuentro con la persona de Tomás de Aquino, quien según cuentan sus biógrafos afirmó que aprendió mas arrodillándose delante del crucifijo que en la lectura de los libros. Cabe pues que pensemos que, si no queremos leer "El Maestro", no estaría mal que busquemos un crucifijo...

domingo, 27 de enero de 2008

Los papeles de Aspern

"...Todo su mundo está creado por la comprensión, por toda una trama de simpatías ...Minuto a minuto expresa discurso, instante a instante demuestra conocimiento..."

Chesterton G.K., Henry James, en El Hombre común y otros ensayos sobre la modernidad

Edic Lohlé Lumen, Bs.As., 1996, pags. 123/126.

Cuando tomé de la biblioteca "Otra vuelta de tuerca" y "Los papeles de Aspern" de Henry James debo confesar que debí realizar un esfuerzo particular para superar muchos prejuicios formados contra la familia James por algunas lecturas previas de las obras de su hermano, William, calificado por muchos como filósofo, calificación discutible, por cierto. Cuando volví a dejar las obras en el estante, pensé que el esfuerzo había valido la pena. No pensaba en este verano perseguir fantasmas ni pasear por Venecia. Una vez mas algo impensado logró hacerme pensar.

El primero de los relatos ha sido magistralmente evocado por Chesterton en el artículo que aquí citamos, el segundo - que data de 1888- , encontró la chispa que encendió la historia, en Florencia. Allí Henry James conoció a la condesa Gamba, casada con un sobrino de Teresa Guiccioli, la última amante de Lord Byron. La dama de la nobleza poseía unas cartas al parecer, escandalosas e impublicables para la época, escritas por el poeta que cautivó y sigue atrayendo a los lectores románticos de todos los tiempos.

Cómo llegar de éstos acontecimientos de la vida real a la obra literaria que nos sumerje en las relaciones de los personajes entre sí y con el pasado, en una Venecia de una Europa que ya comienza a sentir el yugo de la modernidad, es obra del genio literario. Es el mundo de los creadores. Quizás para adentrarnos en el mundo creador de Henry James necesitemos, como decía Chesterton, "...estar despreocupados en esos grandes y vagos espacios de jardines y grandes casas abandonadas que sirven de fondo a tantos de sus dramas espirituales, para que lleguen a agradarnos los fines matices de toda una ciencia de las sombras; y para apreciar lentamente los numerosos colores de lo que al principio parece monocromo". Pero hasta tanto, desgranemos algunos pensamientos que nos ha provocado esta lectura de verano.

Quizás esa monocromía de la que habla Chesterton es lo que me haya exigido el esfuerzo inicial. Nuestro mundo de la imagen virtual se nos presenta como una telaraña de colores, y tal vez por eso, nuestras relaciones son mas afectas a resaltar los contrastes y nos perdemos los matices. Los pequeños detalles cotidianos casi se nos presentan inasibles y es bueno que, de vez en cuando, alguno nos dé una vuelta de tuerca para que los apreciemos en su justo valor. A veces es el relato de dos amigos el que te transporta a la cima helada de un pico de los Andes que se rinde cotidianamente al esfuerzo de los alpinistas que pasan a diario. Otras veces es el genio literario que te lleva a caminar por los canales y la Piazza de Venecia de la mano de un personaje al que unos papeles de un escritor le quitan el sueño. En ambos casos los detalles pequeños inasibles son semillas esparcidas por el aliento de vida. Es importante estar atento a los detalles pequeños, aunque a Henry James esto le valió muchas críticas de sus contemporáneos, lo que le permitirá decir a Chesterton que "...se lo atacó por dar demasiada importancia a las cosas pequeñas; pero la mayoría de quienes lo atacaban daban demasiada importancia a las grandes naderías..." .

Algunos han visto en el personaje que va en busca de los papeles de Aspern, mucho del propio James. No faltan razones para afirmarlo; mas hay mucho también -en ese personaje y en los demás, a mi juicio - de ese espíritu de la modernidad que es capaz de cualquier cosa con tal alcanzar lo que se ha propuesto: es capaz de cambiarse el nombre, es capaz de proponer comprar y cooptar sutilmente voluntades; es capaz de urgar en el pasado para confirmar su propia visión del pasado; es capaz de instrumentalizar a la mujer y más aún si es una mujer que está cerca de quien posee lo que se anhela o es una anciana a la que le pesan los años; es capaz de vagar sin rumbo en una góndola repitiéndose que no, y volver al punto de partida para estar a punto de decir que si... Y entonces se le queman los papeles...

De los diálogos se pueden inferir el racionalismo, el voluntarismo, el romanticismo, el idealismo, el criticismo, el materialismo, envueltos en las sombras del nihilismo que se proyectan en las descripciones de las estructuras edilicias de una Venecia que anhela ser lo que va en camino de dejar de ser. Quizás esto se deba a que Henry James "...nunca dejó de ver las cosas pequeñas ni cayó en el error mas moderno y culto de dejar de ver las grandes...", en palabras de Chesterton.

Casi que estoy tentado a afirmar que ha comprendido mas la filosofía de la modernidad Henry James que su hermano, pero sería un atrevimiento de mi parte, que sólo conozco fragmentariamente la obra de ambos. Dejo este tipo de afirmaciones al juicio de los críticos especializados, no vaya a ser que si mi piden que la fundamente se me quemen los papeles...

Mientras tanto ha sido un gusto conocer estas obras del neoyorkino que terminó renunciando a su nacionalidad y solicitando la británica un año antes de morir, el 28 de febrero de 1916. Tal vez no advirtió que cambiaba para que en el fondo nada cambie. Bueno, después de todo fue un moderno.

viernes, 25 de enero de 2008

Versión de La Conversión



Conozco personas que le temen a los conversos. Desde su intolerante tibieza los califican de "fanáticos". Tengo que reconocer que no faltan testimonios para que, la mentalidad facilista, - en cierta manera imperante en la superficie -, tema. Los grandes conversos de la historia son un lanzazo arrojado al corazón de la época que cada uno de ellos ha vivido. Y hacen brotar sangre y agua.


Los que vivimos un tiempo que intenta desconocer las heridas y pretende que todo se cauteriza con la velocidad del cambio vertiginoso, corremos el riesgo de tapar con el velo del olvido los lanzazos que cruzan nuestra propia historia. Y eso a pesar de que nuestros pies caminan senderos abonados y jalonados por sangre de entreveros. Pero entre ver rojas huellas y ver huecas ropas, muchos elijen lo efímero de la segunda opción.


¡Cómo no van a temer a Pablo hoy, que te muestra que, de ser esclavo rentado del Imperio, si te conviertes, pasarás a servir gratuitamente a los excluídos hasta la muerte, y muerte de Cruz!


¿¡Cómo no van a temer a un Agustín?!, que clava un lanzazo en el corazón de la historia, y parte el Amor en dos, y te muestra que, si te conviertes, dejarás de buscar la verdad y el bien donde no se encuentran, y descorriendo el velo del amor propio hasta el desprecio de los demás, te dejarás iluminar por la luz del misterio que te alumbrará el camino con la humildad para que camines los senderos escarpados guiado por el Amor que es capaz de dar la vida por los amigos.


¿¡Cómo no van a temer a Francisco!? que te muestra que, si te conviertes, debes llegar sin nada, hasta los que creen tenerlo todo, para mostrarles que por servir lo que tienen, se han olvidado de ser servidores de los que son, y así han perdido de vista al Todo.


¿¡Cómo no van a temer a Edith?! que le clava un lanzazo al corazón del ruidoso siglo XX y sus totalitarismos deshumanizantes y te muestra que, si te conviertes, la sabiduría de la Cruz se te descubre en el silencio y te silencia para hacer oír su Palabra que salva.


¿Qué manifiesta el lenguaje de los conversos? Nos da la impresión que condensan en una expresión milenios de sabiduría. Parece que los conversos tienen el lenguaje de algunos viejos caciques: pocas palabras dicen mucho. Tal vez por eso comunican con las raíces. En ellos las palabras parecen fecundar el tiempo para generar la novedad permanente: nos hacen ver nuevas todas las cosas. Sus palabras son como actos cocreadores. Su decir fructifica, crece, se multiplica. Parecen saber que deben hechar el resto, sin restar saber.


En el tiempo de la manifestación el lenguaje de los conversos continúa la obra y hacen suyas, para renovarnos, las expresiones antiguas. En el medio de la noche nos acercan una Luz...

Desnutrición, ciencia y tecnología

Las paradojas de nuestra sociedad argentina no dejan de asombrarnos a los educadores. Sino lean esto, por favor: http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-97935-2008-01-24.html y http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-97915-2008-01-24.html Si nos quedamos en el asombro y no somos capaces de formularnos las preguntas adecuadas, dificilmente encontremos las soluciones a tantas inequidades que nos desgarran. Los griegos sostenían que el educador es aquel capaz de des-vivirse, aquel que deja de vivir su propia vida para que los mas pequeños puedan vivir. En Roma los ludi-magister (algo así como los maestros de juego literalmente, o lo que llamaríamos nosotros los maestros primarios) eran casi despreciados y, por supuesto, muy mal pagos; así y todo se encargaban de la educación de los mas pequeños, especialmente de aquellos que no contaban con una familia que los iniciara en los valores con los que Roma formaba a sus futuros ciudadanos... para qué seguir recorriendo la historia de la educación y llegar hasta Sor Gregoria Tapia que no dudó en venir hasta el fortín del Azul a educar en el siglo XIX. ¡Menos mal que no se quedó esperando que el gobierno nacional o provincial solucionara los problemas de la educación!...

Proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología

Presentaron el proyecto ganador
Fue diseñado por dos equipos de arquitectos cuya edad no supera los 40 años
LANACION.com Ciencia/Salud Jueves 24 de enero de 2008

lunes, 21 de enero de 2008

Exilio y ternura


"Este libro, nacido del silencio y de la soledad, es un libro de contemplación", nos dice el autor -Eloi Leclerc, franciscano - al redactar el "Clima" con el que quiere introducirnos en la obra. Al mismo tiempo nos previene de que no está escribiendo una biografía ni un tratado de vida espiritual, aunque al lector le quede, después de la lectura, un cierto sabor a las dulzuras de ambas expresiones literarias.


Descripciones hechas en oraciones breves, diálogos que casi nos muestran los rostros de los interlocutores, nos sitúan como privilegiados contempladores en cada uno de los quince capítulos, que - como expresando algo de la pobreza hecha carne en el protagonista - no tienen mas que un número romano para identificarlos. Así los lectores somos invitados a iniciar el recorrido de este exilio en "la ciudad de Rieti, encerrada en su murallas, deslumbrante de sol..." donde "los mercaderes y campesinos, después de acabar sus ventas y sus compras, se divertían por toda la ciudad...", y allí Mario, un viejo montañés de Greccio, iniciará un diálogo con el posadero que nos llevará al primer contacto con "ese que llaman el Pobrecito".


Poco a poco irá apareciendo a nuestra contemplación la persona de un jóven que, desde el corazón de la Edad Media, viene desconcertando a cuantos le salen a su encuentro: Francisco de Asís. El autor nos lo trae de la mano de su exilio interior intimamente ligado al viaje que llevó a Francisco y alguno de los hermanos a embarcarse rumbo al sitio que los cruzados realizaban a la ciudad de Damieta, y que culminara en el histórico encuentro del Pobrecito con el Sultán Melik-el-Kamil.


Quizás sea éste aspecto de la obra que le devuelve actualidad a mas de medio siglo de su redacción (fue escrita en 1961, en pleno contexto de Guerra Fría) y que gracias a la traducción realizada por ana María Fraga y María José Marti, para la Editorial Agape Libros, llegó a nosotros en agosto pasado. Son innegables las semejanzas que se pueden trazar entre aquel conflicto medieval y la actual situación en la relación del cristianismo con el islam. Significativos diálogos entre el posadero y dos mercaderes, desnudan la trama de intereses económicos de entonces, que - salvo en el tipo de bienes de aquella época y los de en nuestro tiempo codiciados - , pueden expresar una conversación contemporánea. Y a cada paso irá apareciendo la persona de Francisco que se ilumina paulatinamente, como quien contempla una aurora a cielo abierto en nuestra llanura pampeana, en la medida que se acerca a la luz de Cristo. En ese peregrinar es donde la ternura del santo varón se muestra en toda su profundidad, y la persona ejemplar se manifiesta como savia vivificante edificadora de comunidad. Lejos de los falsos sentimentalismos productos de cátaros o románticos, los sentimientos puestos de manifiestos a través de esta obra son integrados en una personalidad donde la voluntad y la inteligencia, caminan por los senderos de la bondad y la verdad, dando frutos amorosos de santidad.

domingo, 20 de enero de 2008

Educación y tecnología

Situacion Según datos del Ministerio de Educación
La mayor diferencia se da entre las zonas urbanas y rurales; también hay una brecha entre escuelas públicas y privadas
LANACION.com Cultura Domingo 20 de enero de 2008

viernes, 18 de enero de 2008

La eternidad de un libro

"¿De qué depende la eternidad de un libro? Sin duda, de algo más profundo de lo que se puede suponer. No de la hermosura de la forma, ni de la profundidad del pensamiento. Ambas cosas son esenciales. Pero el gusto literario varía, y lo que es bello para una generación, puede no ser del agrado de las otras. Además, los libros, para ser eternos, tienen que ser unipersonales y han de sufrir, por tanto, la prueba de la traducción, en la que la gracia de la forma, inevitablemente se marchita.
La profundidad del pensamiento tampoco da la medida de la permanencia de la obra literaria. Nada hay mas sujeto a la evolución y, en consecuencia, nada hay mas circunstancial que el pensamiento. el pensamiento está en evolución inacabable y crece y se transforma, como el tronco de los árboles, por la oposición de capas nuevas, de pensamientos nuevos. Lo que era, hace diez siglos, profundo, porque llegaba a la médula del humano pensar, hoy apenas perforaría su corteza. La profundidad de lo que fue la medimos y la admiramos, sin darnos cuenta, con arreglo al patrón disminuído del pasado; como subconscientemente también admiramos el talento de un niño con la medida de su edad.
Ni la forma impecable ni el hondo pensamiento, pues, caracterizan al libro inmortal. Lo que da la inmortalidad al libro es su capacidad de sugestión, su poder inmedible para hacernos pensar, para hacernos soñar, para dilatar, por el campo infinito de lo irreal, los límites de nuestra personal existencia.
Esta es la cualidad que distingue a los libros en verdad culminantes, los que han vencido ya la prueba de varias centurias y se puede presumir que durarán otro tanto como la vida de los hombre sobre el planeta. Son muy pocos esos libros. Uno de ellos, claro está, el Quijote".-
( Marañón Gregorio, fragmento del Juicio crítico a la obra Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, de Luis Astrana Marín, Madrid, 1958, tomado de la obra de A. Juderías "Idearium de Marañón, Editorial Clásica y Moderna, Madrid, 1960, Pags. 303/305)

jueves, 17 de enero de 2008

¡Qué poco sabes Sancho...!

"¡Qué poco sabes, Sancho - respondió Don Quijote - de achaque de caballería! Calla y ten paciencia; que día vendrá donde veas por vista de ojos cuán honrosa cosa es andar en este ejercicio...".
Mas de 700 niños y adolescentes, varones y mujeres, concurren a las escuelas de verano en Azul.
Instituciones educativas abren sus puertas con proyectos especiales para esta época del año, por ejemplo, la Escuela de Bellas Artes con el programa "Aulas Abiertas".
Muchas de las actividades culturales se realizan con el esfuerzo y la participación de docentes de nuestra ciudad: espectáculos callejeros de música, ferias de artesanos, etc.
Hay Comisiones Vecinales que tienen entre sus miembros activos a docentes y que promueven actividades para los mas pequeños en este verano. A título de ejemplo la comisión del Barrio Plaza Oubiñas.
Si concurres a las presentaciones corales, verás entre los integrantes y organizadores, a docentes.
Cuanta actividad deportiva se realiza en el período estival, se apoya en la tarea de Profesores de Educación Física.
Los campamentos y misiones evangelizadoras que se realizan en la ciudad, cuentan entre sus dirigentes a docentes que las organizan y promueven con entusiasmo.
Ya en el mes de enero muchos docentes comienzan a revisar lo que hicieron el año anterior para ver qué pueden cambiar para mejorar; qué experiencias educativas repetir, cuáles dejar de lado; comienzan a organizar el próximo ciclo lectivo.
Están quienes ya viven la angustia de poder acceder a un cargo o cubrir una suplencia.
Otros visitan librerías para procurarse alguna lectura de su interés en su proceso de autoformación permanente. También están aquellos que buscan en la red instancias de perfeccionamiento. O los que ya están estudiando para rendir algún exámen o escribiendo la tesis que deben presentar proximamente.
Hay colegas que aprovechan este tiempo para realizar algún retiro espiritual, seguros de que el encuentro con Dios favorece y plenifica los encuentros educativos que se darán en el transcurso del año.
Están aquellos docentes que ya se encuentran proyectando o rehaciendo proyectos. O los directivos que "se dan una vuelta" por la escuela para ver que todo esté bien. O que se encuentran realizando gestiones para solucionar los problemas existentes.
Conozco también a los que están paseando, y se encuentran con sus ex alumnos; y se detienen; conversan con ellos; se interesan por lo que han hecho de sus vidas: ¿estudiaste?, ¿conseguiste trabajo?, ¿formaste una familia?; los alientan en sus esperanzas, consuelan en sus dolores o comparten sus alegrías.
Otros realizan reuniones en las organizaciones gremiales para hacer mas efectiva la defensa de los derechos.
Los hay tambien que "aprovechan" este tiempo para atender mejor su salud erosionada por las enfermedades profesionales.
También los que salen con su familia de vacaciones y "sienten en parte saldada la deuda" con sus hijos, de sus ausencias prolongadas durante el año por atender a los cargos que le ocupan doble turno y algo más. o los que dedican sus vacaciones para atender a sus padres ancianos y enfermos.
Te encontrás también con aquellos que se han sumado a contingentes que llevan útiles y juguetes a escuelas de frontera o participan de programas de ayuda solidaria en el verano.
Están los docentes que escriben para concursos literarios.
O los que toman la pala para cavar los cimientos de su hogar o el pincel para pintarlo...
Están aquellos que... para qué cansar aún más con la enumeración. Todos nosotros en pocos días más formaremos parte de los titulares de los medios, mas o menos en los siguientes términos:
"Reclamo salarial docente" o "Los docentes amenazan con no inicar las clases"o "Peligra el inicio de las clases"...
¡Qué poco sabes Sancho de los achaques de la docencia...!

viernes, 11 de enero de 2008

Recorriendo orillas...


Días pasados estábamos a orillas del Callvú Leovú con mis hijos, y el mas pequeño observó a un adolescente que intentaba atrapar mojarritas con una pequeña red, encerrándolas en un recodo, donde unas piedras disminuían la profundidad y posibilitaban la tarea.

- ¿Qué hace ese chico papá? - me preguntó.

- Está pescando respondí -

- ¿Y aquel que está alla qué está haciendo? - volvió a preguntar, señalando a un joven que desde la orilla blandía su caña para lograr que la línea llegara casi hasta la margen opuesta.

- También está pescando - respondí.

Y con ojos de haber hecho un gran descubrimiento mi pequeño aclaró:

- Ah, están haciendo lo mismo pero lo hacen distinto -

Sonreí, y me alegré mucho interiormente. Mi hijo estaba comenzando a distinguir.

Por lo demás, este hecho cotidiano me posibilitó recordar una distinción que es clave para entender todo acto educativo: la distinción entre el "qué" y el "como". Qué hacían los jóvenes: pescaban. Cómo lo hacían: de forma distinta de acuerdo al instrumento que usaban.

Ciertamente que no hay posibilidad de acto educativo sin el encuentro de personas, mas propiamente, sin la decisión personal de encontrarse del que enseña y del que aprende. En todo acto docente se necesitan indefectiblemente, como mínimo, dos partes activas, y entre ellas el lenguaje, en sus variadas formas, poniendo de manifiesto la realidad de lo que en ese encuentro sucede. Todo acto docente es el fruto de la participación activa del que habla y el escucha, si el lenguaje predominante es el de la oralidad.

Aún el observador que pretende conservarse ajeno al acto educativo, y ve que hay una persona hablando y las demás escuchando, puede estar observando allí un acto educativo en su plenitud. En la medida en que esa persona que está hablando encuentra voluntades capaces de hacer resonar en su propio corazón lo que escuchan, capaces de revivir interiormente lo que escuchan, capaces de engendrar nuevas ideas a partir de la recepción de la idea que se les comunica, entonces, en esa medida se realiza el acto de enseñar y aprender. Aunque los que se identifican como "oyentes" para el observador, permanezcan inmóviles; aunque nuestros ojos no capten ningún movimiento en esos "oyentes", puede darse allí una situación de aprendizaje muy profunda. No hay posibilidades de aprendizaje en el sujeto pasivo. A la vez, la movilidad física o externa de la persona no necesariamente es manifestación de un acto educativo.

Tal vez resulte ilustrativo pensar esta realidad desde lo personal. ¡¿Cuántas veces sentados inmóviles leyendo un libro, al finalizar, lo cerramos con satisfacción y vivimos la alegría que produce el pensar "hoy aprendí esto nuevo"?! Algo nuevo nació en mí. He aquí un acto docente, un acto educativo. Seguramente eso nuevo aprendido querrá manifestarse y ese nuevo saber querrá comunicarse, entonces cuando la oportunidad se brinde - con un amigo, un colega, otro estudiante, un familiar - iniciaremos una conversación, de ser posible, en estos términos:

- ¿Sabés que aprendí hoy?... -

Y si se lo puedo decir, entonces encuentro la confirmación de que ahora lo sé. Algo que no sabía antes, ahora lo sé. Y me doy cuenta porque lo pude comunicar. Si uno sabe algo, lo sabe decir. Por eso escuchar expresiones como: "lo sé profesor, pero no me sale... le aseguro que lo sé, pero no encuentro las palabras para decirlo...", pueden poner de manifiesto que ha habido un acto voluntario para aprender, pero no que efectivamente se haya aprendido.

Distinta es la afirmación "lo sé profesor, pero no se lo quiero decir...". Si no hay voluntad de comunicarlo, uno no lo comunica. Ahora, eso sí, tengamos presente que si no hay voluntad de comunicar el saber no hay acto educativo. Por eso no todos son docentes, por mas que sepan.

El docente no sólo debe saber, sino comunicar voluntariamente lo que sabe.

Al docente no le basta sólo saber, como no le basta sólo la voluntad de comunicarse con el otro. Aún mas, al docente no le basta sólo el saber comunicarse con el otro.

El ser docente te exige saber algo, el "qué"; saber lo que se enseña; y una voluntad amorosa de comunicarlo, y entonces se genera, se engendra, el "como" enseñar eso que sabe. Disociar ambas realidades - el "que" y el "como" - es provocar la esterilización del docente. Y la fecundidad de ésta unión depende mucho del uso de los métodos naturales. La intervención de técnicas artificialmente industrializadas y standarizadas, provoca placeres pasajeros incapaces de engrendrar nuevos actos educativos. Por eso esas técnicas se usan y después se tiran.

El acto educativo se me va manifestando así complejo; vitalmente complejo, será mejor que vuelva a buscarlo a orillas del Callvú Leovú...



domingo, 6 de enero de 2008

7 lecturas de verano

Hay lecturas que se me manifiestan indispensables en verano. Comparto con muchas personas el gozo de la experiencia de leer, acompañado del dolor de ver a tantos contemporáneos nuestros privados de esta personificante acción. El hogar en el que nací - padre obrero, madre ama de casa - me inició en la alegría vital de las lecturas. Los demás ámbitos que la vida me ha regalado, permitieron que aquellas primeras semillas dieran frutos. Cada verano, cosecho lecturas, el rinde es variado.

Sin embargo, año tras año, voy descubriendo que el tiempo de vacaciones me inicia una y otra vez en lecturas que se hacen presentes a la luz de las estivales mañanas azuleñas, al calor de las variables tardes, o al atardecer, o en las noches bañadas con las estrellas que pretenden imitar el Azul de mi ciudad. He aquí algunas de ellas:

Hay una primera lectura que se manifiesta en cada verano y que es de origen griego,podríamos decir. Responde a la invitación recogida y difundida por Sócrates: conócete e tí mismo. Leo y releo una y otra vez fragmentos de esta vida emprestada que, claro está, no se entiende leyéndome sólo a mi mismo...

Una segunda lectura que está presente en cada verano llega como una especie de invitación para indagar en el pasado común. Se la podría calificar de histórica, pero debo pedir flexibilidad al lector en el significado de éste adjetivo. Selecciono, a veces secciono, tiempos de nuestra América y voy al encuentro de algún autor que me lleve a pasear y conocer las personas, sus obras, los efectos de sus obras; ese apasionante encuentro con la cultura en la que nos ha sido dado nacer... y, claro está, nuestra propia cultura no se entiende leyéndola sólo a ella misma...

La tercera lectura es de caracter poético. Un verano sin poesía no es tal en Azul. Es mas, no hay en el mundo verano sin poesía. Cada año es necesario cruzar el puente hacia la isla de los poetas...

El cuarto lugar lo ocupan las lecturas que me exigen esfuerzo y a veces me hacen leer una y otra vez los párrafos buscando una comprensión que, muchas veces se muestra esquiva, y otras veces me hace caer vencido pues el autor ha llegado a lugares donde mi capacidad no alcanza... pero ese esfuerzo me ejercita para el resto del año. Me plantea interrogantes, pone a prueba mis presupuestos, me ejercita en la argumentación...son lecturas que se me ofrecen desde la filosofía, en ensayos de pensadores actuales o de otras edades históricas... En este rubro es muy común que en cada verano aparezca alguna lectura repetida... en realidad, propiamente hablando, debo expresar que aparece alguna obra repetida, volver a leerla no es repetir una lectura...

La quinta "especie" de lectura son las impensadas. Las que me sorprenden en el andar estival y suelen llegar de la mano de algún libro que me ha sido regalado, ciertamente el regalo que mas aprecio. O, en ocasiones, descubro alguna obra revolviendo escaparates de librerías o en la red... a veces son lecturas que llegan por la sugerencia de algún amigo o colega o consejero...

Ocupan el sexto lugar, en esta arbitraria enumeración, las lecturas cotidianas. Las que nos permiten estar mas o menos al tanto de lo que sucede a diario y que se nos ofrecen generalmente en formato de in-formación y nos exigen el esfuerzo de agudizar nuestro sentido crítico, para que no se conviertan en recurso para nuestra propia de-formación...
Dejo para el séptimo lugar, las lecturas en las que busco la luz para poder realizar las demas...
Las que ocupan este séptimo lugar emanan de la misma fuente y son las que inmerecida y gratuitamente recibimos. Son las que se viven como un don que exige respuesta... son las que mas me ponen a prueba en el amor... son las que exigen la mirada del corazón para poder ser leídas, aquella de la que los teólogos medievales decían "ubi amor, ibi oculus"... son las que exigen un corazón que ve...
En cada verano hay otras lecturas, pero estas siete seguro que no están ausentes...
Tal vez compartas vos también alguna de estas "lecturas" y quieras comentármelo, entre tanto me voy a leer...